Y aquí llega el desenlace de En una pequeña isla escocesa.
Deseo que os haya gustado este relato de amor.
Para Ashley, era toda una delicia su vida de casada.
Se sentía la mujer más feliz del mundo. Y deseaba pregonar a los cuatro vientos su dicha.
Era feliz cuando se dormía abrazada a Louis. Y era feliz cuando sentía los besos que le daba para despertarla.
Los niños ya llegarían. Ashley deseaba darle un hijo a su marido. O, a lo mejor, nacía una niña. Eso no se sabía con claridad. Pero no les importaba.
La visita que Adrianne hizo a Forewick Holm supuso toda una sorpresa para Ashley. La joven se alegró muchísimo de ver a su amiga. En los últimos tiempos, sólo sabía de ella a través de las cartas que se escribían. La hizo pasar al interior de su casa. Adrianne pensó que nunca antes había visto a Ashley tan animada. Ni tan feliz...Está enamorada y es amada, pensó Adrianne.
Ashley la recibió con un fuerte abrazo.
-Me alegro muchísimo de verte-le aseguró.
La hizo pasar al interior de la casa. Un criado se ocupó de las maletas de Adrianne.
Un rato después, cuando se hubo cambiado de ropa y se hubo lavado un poco, Adrianne se reunió con Ashley en el salón. Su amiga la invitó a tomar el té con ella.
-¡Qué sorpresa más agradable me da verte!-exclamó Ashley cuando la criada se retiró después de haber servido el té.
-No voy a pasar muchos días aquí-admitió Adrianne-Me gustaría daros a Louis y a ti una noticia. Pero, dado que Louis no está, te lo diré a ti en primer lugar. Desde que mi prometido murió, siento que no puedo seguir adelante.
-¡Pero no estás sola!
-Ashley, no podría volver a enamorarme. Estoy rota de dolor. Lo único que quiero es buscar un sitio en el que refugiarme. Dirás que soy una cobarde. Pero es lo que siento. Tú tienes a Louis y eres feliz. Yo he perdido toda esperanza de ser feliz algún día.
-¿Y qué piensas hacer?
-Pienso tomar los hábitos.
Ashley estuvo a punto de atragantarse cuando bebió un sorbo de su taza de té. ¿Cómo podía Adrianne pensar en tomar los hábitos? Su amiga le cogió las manos.
-Te ruego que me entiendas-le pidió.
Adrianne sabía que estaba pidiendo un imposible. Ashley era una mujer casada que era feliz y que estaba enamorada de su marido. Y ella no era nada. No tenía a su amado con ella. Estaba sola.
-¡Es que no lo entiendo!-replicó Ashley-¡Tú no estás hecha para la vida monacal!
-Lo sé. Pero no tengo otra salida. No podría volver a enamorarme. Y no quiero casarme con un hombre al que no ame.
-Me dejas atónita.
Louis llegó en aquel momento. Se alegró mucho de ver a Adrianne y la saludó dándole un beso en la mejilla.
Se sentó en el brazo del sofá, al lado de Ashley. Fue ésta la que le contó la decisión que había tomado Adrianne de ingresar en el convento.
-¿Lo has pensado bien?-la interrogó Louis.
Adrianne contestó que se trataba de una decisión muy meditada.
-Os pido a los dos que la respetéis-añadió-Me alegro mucho de veros tan felices.
Louis miró con adoración a Adrianne. Se habían cogido de las manos.
Eran la viva estampa de la felicidad. Louis se inclinó sobre Ashley y la besó con ternura en los labios.
Adrianne apartó la vista de ellos.
-Espero que no te arrepientas de la decisión que has tomado-le dijo Ashley-Louis y yo deseamos que seas feliz. Te queremos mucho. Amiga...Te voy a echar mucho de menos. Siempre serás mi mejor amiga. Mi hermana...
-Sí...-susurró Adrianne.
Forzó una sonrisa. Louis se acercó a ella y la abrazó con cariño.
Regresó al lado de Ashley.
-Hazla feliz-le pidió Adrianne.
Louis le dedicó una sonrisa llena de amor a Ashley. Le aseguró a su hermana que eso era lo que pensaba hacer.
-¡Ojala vuestra felicidad dure siempre!-exclamó Adrianne-Sed siempre felices. Y que yo pueda verlo.
-Me encargaré de que sea así-le prometió Louis-Adrianne, espero que tú también seas feliz algún día.
Dicho esto, Louis se acercó a Ashley. Se inclinó sobre ella y se miraron con amor. Louis y Ashley se fundieron en un beso apasionado. Fue un beso largo. Fue un beso cargado de promesas en un futuro cargado de esperanzas para ambos. De sueños que acabarían haciéndose realidad. De un amor sincero y profundo...
-Lo sé. Pero no tengo otra salida. No podría volver a enamorarme. Y no quiero casarme con un hombre al que no ame.
-Me dejas atónita.
Louis llegó en aquel momento. Se alegró mucho de ver a Adrianne y la saludó dándole un beso en la mejilla.
Se sentó en el brazo del sofá, al lado de Ashley. Fue ésta la que le contó la decisión que había tomado Adrianne de ingresar en el convento.
-¿Lo has pensado bien?-la interrogó Louis.
Adrianne contestó que se trataba de una decisión muy meditada.
-Os pido a los dos que la respetéis-añadió-Me alegro mucho de veros tan felices.
Louis miró con adoración a Adrianne. Se habían cogido de las manos.
Eran la viva estampa de la felicidad. Louis se inclinó sobre Ashley y la besó con ternura en los labios.
Adrianne apartó la vista de ellos.
-Espero que no te arrepientas de la decisión que has tomado-le dijo Ashley-Louis y yo deseamos que seas feliz. Te queremos mucho. Amiga...Te voy a echar mucho de menos. Siempre serás mi mejor amiga. Mi hermana...
-Sí...-susurró Adrianne.
Forzó una sonrisa. Louis se acercó a ella y la abrazó con cariño.
Regresó al lado de Ashley.
-Hazla feliz-le pidió Adrianne.
Louis le dedicó una sonrisa llena de amor a Ashley. Le aseguró a su hermana que eso era lo que pensaba hacer.
-¡Ojala vuestra felicidad dure siempre!-exclamó Adrianne-Sed siempre felices. Y que yo pueda verlo.
-Me encargaré de que sea así-le prometió Louis-Adrianne, espero que tú también seas feliz algún día.
Dicho esto, Louis se acercó a Ashley. Se inclinó sobre ella y se miraron con amor. Louis y Ashley se fundieron en un beso apasionado. Fue un beso largo. Fue un beso cargado de promesas en un futuro cargado de esperanzas para ambos. De sueños que acabarían haciéndose realidad. De un amor sincero y profundo...
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario