martes, 30 de diciembre de 2014

LA LLAVE

Hola a todos.
Antes de acabar el año, me gustaría dejaros este brevísimo epílogo (apenas unas líneas) de mi relato La Llave. 
Deseo de corazón que os haya gustado.
Y os deseo a todos un Feliz 2015.

                   

                  Y esta historia termina de una manera que es bastante tópica.
                   Paloma y Raúl se casaron al año siguiente.
                  Sus noches estuvieron pobladas de los besos que se daban en el lecho. De las caricias que los labios de uno brindaba al cuerpo del otro. De abrazos fuertes...De pasión...
                   Hay que decir la verdad. Paloma y Raúl fueron felices para siempre.

lunes, 29 de diciembre de 2014

LA LLAVE

Hola a todos.
Aquí os traigo el penúltimo fragmento de mi relato La llave. 
Espero que os esté gustando.
¡Vamos a ver lo que pasa hoy entre Paloma y Raúl!

                                Raúl regresó a mediados del mes de noviembre a la isla de Lobos. La noticia de su regreso no tardó en correr como la pólvora por toda la isla. Margarita, nada más enterarse, corrió a la casa de Paloma a contárselo. La muchacha pensó que se trataba de una broma. Pero no tardó en creérselo cuando Raúl fue a visitarla a su casa.
                              Y la besó de manera larga y apasionada en el recibidor.
                              A partir de aquel momento, la relación entre ambos cambió. Paloma reflexionaba sobre ello en cuanto se quedaba a solas.
                              Raúl parecía cortejarla. Iba a visitarla a su casa.
                              Cuando salían a dar un paseo por La Hoya de las Lagunitas, Raúl aprovechaba para robarle un beso a Paloma.
                               Aquella situación se prolongó por espacio de un mes.



                        Las casas de los padres de ambos limitaban. Paloma y Raúl se conocían desde hacía muchos años. De niños, habían jugado juntos. Se subían juntos a los árboles para leer un libro. Al llegar a la adolescencia, Raúl y Paloma siguieron siendo inseparables. La dote de la chica era bastante abultada. Con su cabello rizado de color castaño, con su figura alta y delgada y con su piel blanca, Paloma se había convertido en toda una belleza. Causaría sensación cuando fuera presentada en sociedad. El padre de Paloma quería casarla con un buen partido.
            Paloma y Raúl seguían siendo buenos amigos. El uno sentía que el otro era el único que le comprendía. Se contaban sus secretos. Intercambiaban confidencias. Pero habían crecido. De algún modo sutil, Paloma intentaba separar su vida de la de Raúl. Intuía que, cuando fuera presentada en sociedad, sus caminos acabarían separándose. Pero Raúl se resistía a perder aquella amistad tan valiosa para él.
            El momento se estaba posponiendo. Los padres de la joven querían enviarla a la Península. Pero la Península estaba en guerra.
            Paloma, en el fondo, agradecía el no tener que abandonar Lobos. Se habría sentido una extraña estando fuera de allí.
            Sin embargo, el uno era para el otro mucho más que un buen amigo. Se ponían nerviosos cuando estaban juntos. Paloma le hurtaba la vista cuando Raúl intentaba decirle algo que no quería escuchar. Antes, quería verle para poder hablar con él. Sin embargo, cuando Raúl y su familia se instalaron en la casa de los tíos de la esposa del joven, Paloma empezó a evitar a Raúl. Decía que si quería hablar con ella, debía de hacerlo en presencia de su doncella. Y Raúl no se atrevía a declararse a Paloma delante de aquella cotorra chismosa.
            Entonces, el muchacho determinó que tenía que hablar con ella fuera como fuera. El ama de llaves de los padres de Paloma era una mujer de carácter muy enérgico. Sin embargo, se derretía en cuanto empezaba a hablar con Raúl. Se decía que aquella mujer había estado perdidamente enamorada de un tío del chico. Y Raúl era el vivo retrato de aquel tío suyo, fallecido en Francia cuando Napoleón regresó allí tras escapar de la isla de Elba. Fue fácil conseguir robarle la llave de la habitación de Paloma. Luego, se dijo así mismo que había cometido un acto detestable. Pero tenía que ver a Paloma a solas. Era preciso que ambos hablaran.
            Al día siguiente,  mientras daban un paseo por la Playa de la Caleta, Raúl apartó a Paloma ligeramente de su doncella. No quería entrar en la habitación de la muchacha sin previo aviso y asustarla.
-Tengo que contarte una cosa-le dijo-Me he hecho con la llave de tu habitación.
-¡Cielo Santo, Raúl!-exclamó Paloma, muy nerviosa-¿Cómo se te ha ocurrido hacer eso?
-Tengo que hablar contigo. Y necesito hacerlo a solas, sin que tu doncella esté delante.
-Pero, Raúl. ¡Intenta ser razonable, por Dios! ¡No puedes colarte en mi habitación así como así! ¡Nos vas a poner en un compromiso a los dos!
-No sé qué hacer, Paloma. Por un lado, quiero hacerlo. Por el otro lado, tengo miedo de lo que pueda pasar. Sólo sé una cosa. Y es que eres la persona más importante de mi vida y no quiero hacerte daño.
-¿Y qué pasa con Lorena? ¿Tan pronto te has olvidado ya de mi prima?
-Me he dado cuenta de que lo sentí por Lorena no es ni una décima parte de lo que siento por ti.
-¡Lo que dices es un disparate! Raúl, trata de ser razonable.
-¡Estoy siendo razonable! Lorena nos da su visto bueno. Lo sé.
            Paloma miró hacia donde estaba su doncella. Ésta parecía no haberse enterado de nada.
            La cena transcurrió con total normalidad. Los padres de Raúl y de Paloma hablaron de política. Y las madres de Raúl y de Paloma hablaron de trivialidades. Sólo Raúl y Paloma guardaron silencio. Casi ni se miraron.
            Aquella noche, la joven retiró temprano a su habitación.
            La doncella la ayudó a quitarse el vestido que había llevado puesto. Le soltó su cabello oscuro. Se lo cepilló.
            Paloma no se acostó. Cerró la puerta con llave. Se sentó en la cama con las manos cruzadas en el regazo. Miraba hacia la puerta cerrada. Y se preguntaba si Raúl sería capaz de colarse en su habitación. Por un lado, deseaba que hiciera aquello. Por el otro…Su sentido común trataba de imponerse. Se puso de pie y empezó a pasearse de un lado a otro de la habitación.
            Mientras tanto, en su habitación, Raúl jugueteaba con la llave del cuarto de Paloma. Se preguntaba una y otra vez el porqué había cedido a aquel impulso. Con aquellas llaves en su poder, podría entrar en su habitación. ¡Y sólo Dios sabía lo que pasaría una vez que estuvieran solos! Aún estaba a tiempo de no cometer aquel disparate. Pero no sabía qué hacer. Se debatía entre ir y no ir. Se debatía entre escuchar a su cabezo o escuchar a su corazón.
            Segura de que Raúl no acudiría, Paloma se acostó. Intentó conciliar el sueño. Sin embargo, no tardó en escuchar cómo alguien abría la puerta de su habitación con la llave.
-¿Raúl?-inquirió Paloma.
            Se sentó en la cama.
-Soy yo, Paloma-contestó la voz inconfundible de Raúl.
            Se ha vuelto loco, pensó Paloma. Pero su corazón empezó a latir muy deprisa.
            ¡Había venido!
            Raúl se sentó en la cama, junto a Paloma. Ella supo que no podía seguir reprimiendo por más tiempo aquel momento.
            Raúl empezó a hablar y le confesó a Paloma que ella era su razón de ser. Que no podía vivir si ella no estaba a su lado. Entonces, la joven le confesó que le pasaba lo mismo. Los dos estaban perdidamente enamorados.
            Él empezó a acariciarle la espalda. La besó repetidas veces en las mejillas. La besó en los labios. Su mirada estaba cargada de intensidad. Raúl se despojó de su camisa corta de dormir. Y le quitó el camisón a Paloma.
-Eres muy hermosa-le aseguró.
-Tú también eres muy apuesto-sonrió Paloma.
            La recostó sobre la cama. La besó con auténtica pasión. A pesar de la inexperiencia de ambos, parecían obrar como por inercia. Las manos del uno acariciaban el cuerpo del otro. Se quedaron sorprendidos de la pasión que se demostraban.
            Raúl empezó a besar a Paloma en el cuello. La besó repetidas veces en los hombros. Sus labios descendieron por la línea del escote de la chica. Se quedó mirando sus pechos. Eran los primeros pechos que veía. Paloma no se asustó al sentir la excitación de Raúl.
            El joven empezó a besar los pechos de Paloma. Chupó sus pezones. Ella se sintió extraña al ver a Raúl con un pecho suyo metido dentro de su boca. Las manos de Paloma cobraron vida propia y empezaron a recorrer el cuerpo de Raúl. Lo besó en la boca con intensidad. Quería acariciarle.
Raúl era un joven que estaba bien formado físicamente. Tenía algo de vello en el pecho. Dieron la vuelta y Paloma se metió una tetilla de Raúl en la boca. Le acarició el vientre con la yema de los dedos. Le oyó gemir de placer. Estaba realmente excitado.   
Raúl invadió el cuerpo de Paloma con fuerza. No se dio cuenta de que era virgen. Pero ella apenas sintió dolor. Los dos hacían un gran esfuerzo por no ponerse a gritar. Paloma rodeó con sus piernas las caderas de Raúl. Él entraba y salía del interior de ella. Paloma lo abrazó con fuerza. La explosión de placer que les inundó les sorprendió a ambos.
Acabaron exhaustos. Raúl se apartó de Paloma para no aplastarla con su cuerpo. Los dos esperaron a que sus respiraciones se tornaran normales. Se miraron y se sonrieron. Raúl le confesó que no lamentaba nada de lo que había pasado. Y Paloma le contestó que a ella le pasaba lo mismo.
Fue ella la primera en quedarse dormida.
Raúl tardó más tiempo en quedarse dormido. No lamentaba ya el haber robado aquella llave. Porque le había servido para descubrir la verdad. Para confirmarse así mismo la certeza de que Paloma lo amaba. ¡Y él la amaba a ella!
Cerró los ojos. El escándalo que se organizaría sería terrible. Pero Raúl estaba dispuesto a casarse con Paloma. Porque la vida sin ella carecía por completo de sentido.
Fue el primero en despertarse.
Paloma lo estaba mirando con los ojos muy abiertos.
Se habían quedado dormidos abrazados. Paloma empezó a besarle de nuevo. Y Raúl tornó a recorrer con sus labios la sedosa piel de la chica.
Desde aquella mágica noche, permanecieron siempre juntos. Aquel amor había nacido con el paso de los años y había estallado en una apasionada noche. Su amor no tendría fin. De alguna manera, sabían que su destino era permanecer siempre juntos. 

domingo, 28 de diciembre de 2014

LA LLAVE

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato La llave. 
Raúl emprende el viaje de vuelta a Lobos.
¡Vamos a ver lo que pasa!

             Era un día cualquiera del año 1835.
            Estaba cada vez más cerca de Lobos, su isla natal.
            Raúl había pasado los últimos meses echando de menos a la joven que había dejado en Lobos. La vida le había concedido la oportunidad de regresar a su lado. Montado a lomos de su caballo, contaba los minutos que faltaban para estar de nuevo en su isla. Junto a Paloma…¿Seguiría viviendo allí? ¿Se habría casado? Llevaba meses fuera de su isla. Meses…Los había pasado esquivando las balas que le disparaban los carlistas. Meses en los que había pensado que no iba a volver a casa. Se llevó la mano a su alforja. Para su sorpresa, aún tenía dentro la llave de su casa. El corazón de Raúl dio un vuelco. Su isla…Su casa…¡Y estaba cada vez más cerca de volver!
            Pero estaba también más cerca de ver a Paloma.
            Pero, antes de verla, tenía que llegar a Cádiz. Coger un barco que le llevaría de vuelta a Fuerteventura.
            Allí, alquilaría una barca. Y aquella barca le llevaría de vuelta a Lobos. Debía de mantener la calma. El viaje todavía no había terminado. Pero faltaba menos. Tenía las ideas más claras. Iba a luchar por Paloma. 
                El otoño estaba a la vuelta de la esquina. Hacía más frío. Llegaría a Lobos en noviembre, más o menos. 
                 Todo sería distinto. Lo presentía. 


                         Detuvo el caballo. Se sentía cansado y estaba empezando a anochecer. Tanto él como el animal estaba agotados. 
                        Faltaba poco. Ya estaba cerca de Cádiz. Lo presentía. 
                        Y Paloma estaría en Lobos. Paloma, susurró Raúl. El fantasma de Lorena parecía haberse esfumado. 

sábado, 27 de diciembre de 2014

LA LLAVE

Hola a todos.
Aquí os traigo el tercer fragmento de mi relato La llave. 
Vamos a ver lo que le ocurre a Raúl en la Península.

                            Todavía podía sentir el beso que le dio a Paloma antes de saltar a la barca que le llevó a Fuerteventura.
                            No pensaba para nada en Lorena. Era Paloma quien se había apoderado del recuerdo de Raúl.
                            Marcharse de Lobos había sido un error. Raúl lo supo en cuanto tuvo que hacer la primera guardia con el Ejército. Supo que no debió de haberse ido cuando se vio involucrado en la primera escaramuza. Sólo Dios sabe cómo no murió durante el transcurso de la misma. Apenas sabía disparar. No servía como soldado.

                           

                         Pero luchó por demostrar su valía. No dudó en pelear cuerpo a cuerpo contra algún soldado carlista durante una escaramuza. No dudó en mejorar su manera de disparar. No dudó en ofrecerse para hacer una guardia de noche. Nunca se quejaba cuando pasaba días enteros caminando bajo la lluvia. Siempre estaba pensando en Paloma.
-¿Hay una mujer esperándote?-le preguntó una noche un compañero mientras estaban haciendo una ronda.
-No lo sé-respondió Raúl-Es posible. No he hablado con ella.
-¿Y a qué estás esperando?
-Soy viudo. Y ella es la prima de mi esposa. No estaría bien. Además, la conozco desde hace muchos años. Hemos crecido juntos. Hemos jugado juntos. Es como una hermana menor para mí.
                     Su compañero le palmeó la espalda.
-Pero no es tu hermana-le recordó.
                     Durante el transcurso de una batalla, Raúl fue herido en el costado. Corría el verano del año 1835. La herida fue muy grave y Raúl perdió mucha sangre. En su delirio, llamaba a Paloma.
                   Tenía mucha fiebre y sólo podía ver a Paloma. Sin embargo, a Paloma la había visto por última vez en el embarcadero de Lobos. Y él estaba demasiado lejos de ella. Raúl tardó cerca de un mes en recuperarse. Fue licenciado con honores, pero no podía volver al campo de batalla. Podía regresar a casa. Raúl no veía la hora de regresar a Lobos.

viernes, 26 de diciembre de 2014

LA LLAVE

Hola a todos.
Tras un breve parón, aquí sigo subiendo más fragmentos de mi relato La llave. 
Deseo de corazón que os esté gustando.

                             Raúl se marchó de Lobos.
                            Se fue una mañana. En los primeros días del mes de febrero...
                            Había decidido alistarse en el Ejército. Luchar en la Península contra el bando carlista.
                            De aquel modo, se sentiría capaz de no pensar en nada. De olvidar el fracaso de su matrimonio con Lorena.
                           Paloma fue la que le acompañó al embarcadero. Una barca que Raúl había alquilado le llevaría a Fuerteventura. Desde allí, conseguiría un pasaje en un barco que le llevaría a la Península.
-¿Me escribirás?-le preguntó Paloma.
-Te escribiré siempre que pueda-respondió Raúl-Ten cuidado con los sinvergüenzas que hay por ahí. Que ninguno se aproveche de ti. ¿De acuerdo?
-Sabré cuidar de mí misma.
                       Raúl le dio un beso en la mejilla.
-Cuídate mucho-le pidió.
                        El barquero se hizo cargo de las dos maletas que llevaba Raúl consigo. Las metió en la barca.
                        Éste saltó a la barca.
                       Poco a poco, la barca comenzó a alejarse del embarcadero. Raúl permaneció de pie. Miraba a Paloma, quien se despedía de él agitando las manos en el embarcadero. Mentalmente, Raúl la comparó con Lorena. Desde luego, Paloma no se parecía en nada a su prima. A veces, Raúl se preguntaba así mismo si no había cometido un terrible error al casarse con Lorena.
                    Sentía que debió de haberse casado con Paloma. A pesar de todo, ella no habría tenido miedo alguno de amarle. La conocía desde que ambos eran pequeños. Habría sido una locura casarse con Paloma. Sería casi como cometer un incesto. A los ojos de Raúl, Paloma era como una hermana.
                 


                      Fue todo un alivio para Paloma cuando su mejor amiga, Margarita, fue a buscarla para dar un paseo por la falda de La Caldera, el lugar más elevado de la isla.
-¡Sólo a ti se te ocurre enamorarte del marido de tu prima!-bufó Margarita.
                     Paloma suspiró. Era imposible ocultarle nada a Margarita.
-Se supone que es un secreto-le recordó a su amiga.
-El problema es que Raúl se ha ido y sabe Dios cuándo regresará-bufó Margarita, exasperada-Si es que regresa algún día.
-Es mejor así.
-Estás sufriendo tontamente, amiga. Y lo sabes.

martes, 23 de diciembre de 2014

LA LLAVE

Hola a todos.
Aquí os traigo la primera parte de mi relato La llave. 
Deseo de corazón que os guste.
Mañana y pasado no subiré nada a ninguno de mis blogs por motivos obvios: celebrar la Nochebuena y la Navidad.

ISLA DE LOBOS, 1835

                               Era una noche de enero del año 1835.
            Odiaba estar presente en aquellas reuniones familiares, pero tenía que asistir. La doncella ayudó a Paloma a enfundarse en su vestido de color negro.
            Le asaltó el recuerdo de su prima Lorena y en lo unidas que habían estado. A pesar de lo diferentes que eran, Paloma y Lorena habían sido uña y carne desde que eran pequeñas. Paloma tenía vocación de solterona. Era hija única y cuidaba de sus padres. Le gustaba mucho leer libros. En cambio, Lorena era la que tenía la libreta de baile llena en las fiestas. Era la mujer más hermosa de toda el archipiélago canario y muchos habían sido los hombres que la habían cortejado. Por supuesto, Lorena no tardó en casarse con uno de los mejores partidos de la isla.
            Se cumplía el primer aniversario de la muerte de Lorena, que había muerto desangrada tras sufrir un aborto. Parecía que había sido ayer cuando le dieron la noticia a Paloma. Todos los amigos de Lorena estarían presentes en la Iglesia durante la Misa de Aniversario. Después, se celebraría una reunión en su casa, ya que Lorena era huérfana.
            Se miró en el espejo de su habitación. Paloma contuvo las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos. Llevaba su cabello castaño recogido en un moño holgado. Sus padres la estaban esperando al pie de la escalera cuando salió de su habitación. El carruaje estaba dispuesto fuera del jardín. Paloma suspiró mientras descendía por la escalera.
            Dos horas después, Raúl estaba sentado en el salón de la casa de los tíos de su difunta esposa. Los criados servían tazas de café a los asistentes a aquella reunión que le parecía macabra. Estaban hablando de lo triste que era la muerte de Lorena. Él decidió mantenerse al margen de aquellas conversaciones y recordar cómo había sido su matrimonio.
            Se había casado con Lorena por algún motivo que no había llegado a entender. La había cortejado con más ardor que sus otros pretendientes. Pero, al final, su esposa no resultó ser como él pensaba. La había deseado nada más conocerla. Había decidido hacerla suya. Cuando lo consiguió, se dio cuenta de que no era eso lo que quería. Y, para ser sinceros, Lorena tampoco lo había amado locamente. Tenía una taza de café en la mano. Intentaba no ser visto por ninguno de los asistentes. Y deseó no haber acudido a la Misa de Aniversario por la muerte de su esposa.
            ¿Había amado a Lorena? Era una pregunta que se había hecho desde que murió. Recordaba su cabello de color negro como el azabache. Sus ojos verdes como las esmeraldas…Llena de vida…Pero la vida conyugal entre ambos había sido un completo desastre. 
            Recordaba que la conoció en un baile que se celebró en casa de sus tíos. La recordaba como una joven alta. Habían pasado dos años desde aquel día. Aún podía recordar su cabello negro recogido a la moda. Y, luego, vino el día de su boda. Lorena parecía un ángel, toda vestida de blanco. Con su ramo de azahar en la mano…Su velo de tul ilusión…Sólo para llegar a la noche de bodas.
            Lorena era virgen cuando Raúl la hizo suya aquella noche.
Creyó que había sido culpa suya. Lorena no tenía madre. Su tía no le había explicado muy bien en qué consistía la noche de bodas. Había llegado al tálamo nupcial con otras ideas en la cabeza.
Raúl no podía esperar a verla desnuda. Pero Lorena insistió en ponerse aquel camisón de dormir. Tenía una abertura en la zona del bajo vientre. Cuando lo vio, Raúl pensó que se trataba de una broma. Pero siguió adelante sólo por complacer a su recién estrenada esposa.
Pero ella se portó de un modo muy frío. No reaccionó cuando él empezó a acariciarla. No sintió nada cuando los dedos de Raúl la tocaron. Se puso rígida cuando él la abrazó. Las caricias de los labios de su marido sobre su piel no despertaron su excitación. No le devolvió cada uno de los besos que él le dio. Fue un acto muy frío. Casi mecánico…Cuando todo acabó, ella le echó de la cama de malos modos.
-¡Eres un salvaje!-le gritó-¡Me has hecho daño!
            Después de eso, su matrimonio empezó a ir cuesta abajo.  
            Lorena quedó embarazada en su noche de bodas. Tanto ella como su marido lo agradecieron. 
            De aquel modo, se ahorraban el seguir teniendo que compartir cama. 
            Raúl no tenía mucha experiencia con las mujeres. Y la noche de bodas había supuesto un trauma tanto para él como para Lorena. 
            El embarazo de la joven fue bien hasta que cumplió el tercer mes de gestación. 
             La joven no se dio cuenta de que estaba sangrando cuando salió un día a dar un paseo. Un pescador la encontró tirada en la Playa de La Concha al anochecer. 
             El vestido de Lorena estaba empapado en sangre. Para entonces, Raúl había salido a buscarla, alertado por su tardanza. 
             Paloma salió a buscar a Lorena con él. La joven luchaba por ser fuerte. 
-Estará bien-le decía más así misma que a él-Sabe cuidar muy bien de sí misma. No es como yo. 
             Entonces, les salió al paso aquel pescador. Llevaba entre sus brazos a Lorena, quien estaba mortalmente pálida y no dejaba de sangrar. El médico que vino desde Fuerteventura no pudo hacer nada por salvarle la vida. 
            Iba a irse de la casa que habían compartido durante los meses que estuvieron casados. Llevaba en el bolsillo interior de su chaqueta la llave de aquella casa. Abandonaría Lobos y no regresaría nunca más.
            Entonces, su mirada se cruzó con la mirada de Paloma. Una tímida sonrisa apareció en su rostro. Era la prima de Lorena.
            Paloma permanecía al margen de lo que estaba pasando en el salón de su casa. Llevaba puesto un vestido de color negro que le daba un aire trágico. Al igual que Raúl, permanecía casi arrinconada en el salón. La había visto en la Iglesia y creía que había llorado por Lorena. Más que primas, Lorena y Paloma habían sido casi como hermanas. Era una chica muy bonita, a su modo. Llevaba su cabello castaño recogido en un moño muy sencillo.  Habían hablado muchas veces durante su matrimonio con Lorena. Era una chica que odiaba las fiestas y que prefería permanecer en su habitación leyendo un libro que bailando el vals. Tuvo que reconocer que se parecía a él en aquel aspecto. Odiaba asistir a las fiestas, pero Lorena le arrastraba.
            Había sido un buen marido, pensó. Había querido a su mujer. La había complacido en todo. A su lado, Lorena no había sido una desgraciada.
            Pero recordaba el día de su muerte. Raúl lloró amargamente con la cabeza apoyada en el hombro de Lorena.
            Su esposa estaba muerta. Y él era el único culpable de aquella tragedia. Tenía que convivir con aquella certeza. Lorena había muerto sólo porque él la había dejado embarazada. ¿De verdad que era suya la culpa? A veces, culpaba de lo ocurrido a Lorena.
            En aquel momento, Raúl decidió acercarse a ella.
-Buenas tardes, Paloma-la saludó-Te he visto en la Iglesia. Me he acercado para ver cómo estás.
            Le cogió la mano y se la besó. Paloma le miró con los ojos muy abiertos.
-Estoy mal-confesó la muchacha-Lorena era mi prima. Pero era mucho más que eso. La echo mucho de menos.
-Lo entiendo-admitió Raúl-Es un sentimiento muy difícil de definir. Te falta algo. Te falta el aire. Tienes la sensación de que no puedes respirar sin aire. Pero piensas que has de seguir adelante. Cuesta trabajo, Paloma. Pero créeme cuando te digo que se consigue. No sé qué puedo decirte. Estoy un poco aturdido.
            Paloma apartó la vista de Raúl y pensó que tenía razón.
-Odio acudir a veladas como ésta-añadió el joven-Tengo la sensación de que la gente se reúne por cualquier estupidez. Incluso, celebran la muerte de una joven.
            Apoyó la espalda y la cabeza contra la pared. Aún podía sentir sobre sus labios los fríos labios de Lorena cuando le dio el último beso. Siempre la había besado de manera casta fuera de la habitación. Pero también la besaba de manera casta en la cama en su noche de bodas. Así era como lo quería ella. Y él no quería defraudarla. Tenía la sensación de que le había fallado de todas las maneras posibles.
            Lorena estaba muerta, pensó. Y tenía que empezar a olvidar.

lunes, 22 de diciembre de 2014

LA LLAVE (ARGUMENTO)

Hola a todos.
Aprovechando que está cada vez más cerca la Navidad, (le quedan nada, unos días), he decidido subir a este blog el relato con el que participé en la Antología de Relatos que organizó el blog "Kiss a book" bajo el título genérico de La Llave. 
El relato viene en versión más extendida y le he hecho algunos cambios.
Transcurre en la isla de Lobos, en Canarias. Entre la joven Paloma y Raúl, el marido de su difunta prima Lorena, siempre ha existido una gran afinidad. Y esa afinidad no tardará en demostrarse.
A partir de mañana, subiré los cuatro fragmentos de los que consta esta historia.
Deseo de corazón que os guste.