sábado, 27 de diciembre de 2014

LA LLAVE

Hola a todos.
Aquí os traigo el tercer fragmento de mi relato La llave. 
Vamos a ver lo que le ocurre a Raúl en la Península.

                            Todavía podía sentir el beso que le dio a Paloma antes de saltar a la barca que le llevó a Fuerteventura.
                            No pensaba para nada en Lorena. Era Paloma quien se había apoderado del recuerdo de Raúl.
                            Marcharse de Lobos había sido un error. Raúl lo supo en cuanto tuvo que hacer la primera guardia con el Ejército. Supo que no debió de haberse ido cuando se vio involucrado en la primera escaramuza. Sólo Dios sabe cómo no murió durante el transcurso de la misma. Apenas sabía disparar. No servía como soldado.

                           

                         Pero luchó por demostrar su valía. No dudó en pelear cuerpo a cuerpo contra algún soldado carlista durante una escaramuza. No dudó en mejorar su manera de disparar. No dudó en ofrecerse para hacer una guardia de noche. Nunca se quejaba cuando pasaba días enteros caminando bajo la lluvia. Siempre estaba pensando en Paloma.
-¿Hay una mujer esperándote?-le preguntó una noche un compañero mientras estaban haciendo una ronda.
-No lo sé-respondió Raúl-Es posible. No he hablado con ella.
-¿Y a qué estás esperando?
-Soy viudo. Y ella es la prima de mi esposa. No estaría bien. Además, la conozco desde hace muchos años. Hemos crecido juntos. Hemos jugado juntos. Es como una hermana menor para mí.
                     Su compañero le palmeó la espalda.
-Pero no es tu hermana-le recordó.
                     Durante el transcurso de una batalla, Raúl fue herido en el costado. Corría el verano del año 1835. La herida fue muy grave y Raúl perdió mucha sangre. En su delirio, llamaba a Paloma.
                   Tenía mucha fiebre y sólo podía ver a Paloma. Sin embargo, a Paloma la había visto por última vez en el embarcadero de Lobos. Y él estaba demasiado lejos de ella. Raúl tardó cerca de un mes en recuperarse. Fue licenciado con honores, pero no podía volver al campo de batalla. Podía regresar a casa. Raúl no veía la hora de regresar a Lobos.

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