5 DE FEBRERO DE 1801
-Es un placer volver a verla, lady Sophie-me dice lord Frederick-Está muy guapa.
He salido a dar un paseo en compañía de mi doncella. Lo último que esperaba era que iba a ver a lord Frederick.
En un primer momento, pienso en salir corriendo.
-Yo también me alegro de verle, lord Frederick-contesto.
Decido que me quedaré aquí de pie. Titania se ha quedado en casa ayudando a mi madre a bordar un mantel. Ese mantel formará parte de mi ajuar de bodas. ¡Ya están pensando en casarme!, me digo para mis adentros.
Casi sin darme cuenta, esbozo una sonrisa.
-Sonría más a menudo, milady-me exhorta Frederick.
-¿Por qué dice eso?-indago.
-Tiene una sonrisa realmente encantadora. ¿Se lo han dicho alguna vez?
Lord Frederick me coge la mano y me la besa.
No puedo pensar con claridad. ¡Ni siquiera puedo creer que esto esté pasando!
La mirada que me dirige lord Frederick es abrasadora. Tengo la sensación de que puede leer todo lo que está pasando por mi mente en estos momentos. Mi doncella carraspea. Es evidente que esta situación le incomoda de sobremanera.
-Milord...-murmuro.
-Lamento mucho si la he molestado-se excusa lord Frederick.
-No me ha molestado.
-¿Cómo dice?
-Al contrario...Me siento halagada.
-Me alegra oír eso. Me agrada mucho, lady Sophie. Y espero poder verla más a menudo.
Siento que ha llegado la hora de regresar a casa. Mi doncella también lo sabe.
Me lo da a entender mediante sutiles gestos. Me despido de lord Frederick. Pero los dos sabemos que ambos volveremos a vernos antes o después. Mi doncella y yo regresamos a casa. El mayordomo nos abre la puerta.
Titania sale del salón y se dirige a mi encuentro.
-Tania...-me sorprendo al verla.
-¡Tienes que ver el mantel que tía Louise y yo hemos bordado!-exclama Titania-¡Oh, Sophie! ¡Te va a gustar mucho!
-Ya tengo ganas de verlo.
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