Lo prometido es deuda.
Aquí os traigo la segunda parte de mi relato En una pequeña isla escocesa.
Espero que os guste.
El tiempo que pasó en el jardín junto a Louis cambió para siempre la vida de Ashley. Por primera vez, se sentía cómoda en compañía de un joven caballero. Apenas estaba empezando a ser cortejada. Sentía que podía hablar de cualquier tema con él. Intuía que Louis la estaba escuchando.
-Hace una noche preciosa-comentó Louis.
-Es curioso-dijo Ashley.
-¿El qué es curioso?
-Nosotros estamos aquí fuera mirando las estrellas. Dentro, en el salón, hay un cadáver. El prometido de Adrianne ha muerto. Y nosotros...
-La vida sigue, milady.
Ashley se limitó a asentir. A pesar de la muerte del conde, la vida seguía para ellos.
-¿Cómo está mi hermana?-la interrogó Louis.
-Está destrozada-contestó Ashley.
Se sentaron en la hierba. Elevaron la vista al Cielo. Aquella noche, la Luna llena brillaba en lo alto del cielo.
Era una noche preciosa. Ni una sola nube cubría el cielo.
-¿Piensa quedarse aquí toda la noche?-quiso saber Louis.
-No quiero dejar sola a Adrianne-contestó Ashley-Es como una hermana mayor para mí.
-Me alegra saber que quiere mucho a mi hermana. Adrianne tuvo una infancia difícil. La sociedad no ha sido justa con ella. Creía que su matrimonio con mister Norris lo cambiaría todo. Pero no va a tener la suerte de casarse con él. Y lo siento muchísimo.
El entierro del conde se celebró al día siguiente.
Louis se colocó al lado de Ashley durante el sepelio. Le parecía raro sentirse atraído por una chica en un momento tan duro como el que estaba atravesando su hermanastra.-Íbamos a casarnos-sollozó Adrianne de camino al cementerio-Teníamos toda la vida por delante. ¡No lo entiendo! Es un experto cazador. ¿Cómo pudo habérsele disparado la escopeta? ¿Qué ha pasado? Sólo sé que ya no está a mi lado.
-Llora, Adrianne-le exhortó Ashley-Llorar es bueno. Nos purifica por dentro. Nos limpia por dentro. Y evita que nos pudramos.
Sentía la mirada de Louis fija en ella y se estremeció. Piensa en Adrianne, pensó Ashley. Te necesita.
Pasaron algunos días desde el entierro del conde de Sherbridge. Ashley fue a visitar a Adrianne. La encontró acostada en su cama. No tenía ni fuerzas para levantarse de la cama. Ashley no había dejado de pensar en Louis. Se sentía culpable por sentirse atraída por el hermanastro de su mejor amiga mientras ésta lloraba la muerte de su prometido. Se sentó en una silla a su lado y trató de hablarle de trivialidades. Pero Adrianne no era tonta. Sospechaba que Ashley le ocultaba algo.
-Puedes contarme lo que quieras-la animó.
-Vas a pensar que soy una egoísta-se lamentó Ashley.
-Estás pensando en Louis. ¿No es así?
-Sí...Por favor, Adrianne. ¡No me odies!
A los pocos días, Louis fue a visitar al duque, el padre de Ashley. Le explicó cuáles eran sus intenciones hacia la chica. Quería cortejarla. El duque le dio su aprobación. A partir de aquel momento, Louis Norris empezó a cortejar a Ashley.
Un día, salieron a dar un paseo por el Lago Eriboll. Les acompañaba la vieja niñera de Ashley, quien hacía las veces de carabina.
-Estoy enamorado de usted, milady-le confesó Louis a bocajarro. Ashley le miró atónita-Sé que es un poco precipitado. Pero siento que llevo toda la vida buscándola. Tiene derecho a rechazarme. Yo soy poca cosa para la hija de un duque.
-No pienso eso-replicó Ashley-Pero estoy atónita. No me esperaba oír una declaración. Yo...
-Tiene todo el derecho del mundo a rechazarme-le aseguró Louis.
-No quiero rechazarle. Siento lo mismo que usted. Yo...
-¿También me ama?
-Sí, mister Norris. Le amo.
-Milady...Yo...
La vieja niñera de Ashley estaba cerca de ellos.
No podían hablar de aquel tema delante de ella. Decidieron regresar a casa. Allí, Louis le pidió al duque la mano de Ashley.
Se casaron pocas semanas después. Había sido el compromiso más corto que jamás había tenido lugar en toda Escocia. Se habló mucho de ello durante los meses que habían seguido. La boda que se celebró fue más bien sencilla. Ashley y Louis decidieron respetar el luto que llevaba Adrianne al conde. No hubo fiesta de compromiso. Pero sí hubo un anuncio que se hizo oficial gracias a la prensa. Las amonestaciones se hicieron públicas menos de una semana después del anuncio del compromiso. Y la boda no tardó en celebrarse.
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