10 DE FEBRERO DE 1801
-¡No viene a verme!-se lamenta Titania, cuando estamos en el jardín.
-Es un hombre muy ocupado, querida-le recuerda mi madre.
Recuerdo que lord Alexander ocupa un cargo en la Cámara de los Lores. Pero, por lo que tengo entendido, pasa meses sin acudir a las sesiones. A veces, lord Frederick va en su lugar.
Y siempre justifica las ausencias de su hermano mayor diciendo que está enfermo.
-Mi madre tiene razón, Tania-intervengo-Lord Alexander es un hombre que tiene que hacerse cargo de muchas tierras. Ostenta numerosos títulos. Es un hombre muy rico.
-Pero debería de encontrar un rato para venir a verme-insiste Titania-¡Nos vamos a casar!
Mi madre está cortando unas cuantas rosas. Las rosas que había en el jarrón que se encuentra en la mesita de cristal del centro del salón se han secado. Mi madre quiere poner rosas nuevas. Titania y yo hemos salido al jardín a tomar el fresco. Hoy, no llueve.
Pero Titania está muy nerviosa. Han pasado más de dos semanas desde que lord Alexander vino a visitarla por última vez. Piensa que la ha olvidado. Yo trato de olvidar los rumores que circulan sobre él. Rumores que hablan de la mala fama que tiene en toda Inglaterra. Intento pensar que la gente dice esas cosas porque le tiene envidia. Pero esos rumores podrían acabar llegando a oídos de Titania. Y le pueden hacer mucho daño.
-Puede que venga a verte antes o después-afirma mi madre-Está muy atareado con sus asuntos. Eso es algo normal. No te preocupes por eso.
-¡Pero yo quiero ver a lord Alexander, tía Louise!-protesta Titania.
-Le escribiré una carta a su hermano-propongo.
-¿Harías eso por mí?-se asombra Titania.
-Haría cualquier cosa por ti. Lord Frederick sabe dónde está lord Alexander. ¡Seguro que tiene una buena excusa para no venir a verte!
No creo que lord Frederick sepa nada de su hermano.
No es ningún secreto que ambos se llevan mal. Pero lord Frederick cuida de él.
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