sábado, 28 de junio de 2014

JURAMENTO DE AMOR

Hola a todos.
Durante la siesta, se me ha ocurrido escribir algo distinto a lo que suelo escribir. 
Y me ha salido este pequeño relato que transcurre en un lugar que podría haber existido: la mítica región de Hiperborea. 
Es una historia de corte romántico. 
Espero que os guste. 

JURAMENTO DE AMOR

       

               Alla siempre había escuchado que en la región en la que vivía no existía la enfermedad. Pero lo cierto era que sus habitantes llegaban a la vejez. Y, por desgracia, algunos de ellos caían gravemente enfermos. 
                       A su hermana Lúan siempre le había gustado salir a montar a caballo. Sin embargo, aquella tarde, cuando las dos salieron a dar un paseo, los ojos de Lúan parecían estar fuera de sus órbitas. Alla recordó que su hermana todavía no había superado la muerte de su prometido Moran. 
                      De pronto, Lúan rompió a llorar. 
-¿Por qué Apolo me ha quitado a Moran?-le preguntó la joven a su hermana con desconsuelo-No lo entiendo. 
                      Hacía una tarde espléndida. Alla nunca entendió el porqué siempre brillaba el Sol en el lugar donde vivía. 
                       A veces, llovía. De aquel modo, se sacaban adelante los cultivos. 
                       Nadie podía atravesar los muros de hielo que protegían a los hiperbóreos de cualquier invasión enemiga. Pero también había gente maligna entre los hipérboreos. Para Lúan, desde la muerte de Moran, la luz del Sol le parecía insultante. 
-No sabemos el porqué los dioses obran de ese modo, hermana-respondió Alla-Sólo sabemos que sus designios pueden ser dolorosos. 
-¡Me han quitado la vida!-sollozó Lúan-No volveré a ser como era antes. Yo no quiero seguir viviendo. 
-¡Por favor, hermana! No hables así. Intenta ser fuerte. Siempre has sido la más fuerte de las dos. 
                        Pero Lúan había perdido toda su fuerza cuando se enteró de que su prometido Moran había sido asesinado de manera cruel. 
                        Moran estaba considerado como uno de los hombres más poderosos de toda Hipérborea. Se decía de él que era un semidiós. 
                        Lúan se enamoró de él nada más verle. En realidad, Moran debió de haberse prometido a Alla. Sin embargo, la joven le rechazó. 
                        Lúan habló con ella. Le confesó que estaba enamorada de Moran. Lo quería para ella. 
                        Alla le prometió que la ayudaría a conseguirlo. Moran empezó a sentirse atraído por la bella Lúan. Cierto era que no se parecía en nada a lo que él buscaba en una mujer. 
                         Pero era realmente bella. Se parecía mucho a la diosa Artemisa. Era una experimentada cazadora. Sabía disparar muy bien el arco y la flecha. Sabía montar a caballo como una verdadera amazona. Y decidió pedirle su mano a su padre. 
                        Pero la desgracia se cebó sobre la pareja. Moran tenía numerosos enemigos. 
                        Lúan se desmayó cuando un mensajero le informó de la terrible noticia. Moran había aparecido apuñalado en su palacio. Alla siempre había sido la más débil de las dos hermanas. Lúan era la más fuerte. Le tocó a ella en aquella ocasión ser fuerte. 
                         El padre agradeció al mensajero la noticia. Lúan fue asistida por la doncella que compartía con Alla. La acostaron sobre el suelo de piedra del palacio de su padre. La joven tardó mucho en reaccionar. Posó su mirada desesperada sobre Alla. 
-Dime que no es verdad-le pidió a su hermana menor al recordar el motivo de su desmayo. 
-Lo siento mucho-se lamentó Alla. 
                        Lúan rompió a llorar. Sus llantos se oyeron en toda la región. 
                       Alla y su padre trataron de consolarla. Pero no sabían qué hacer para paliar su dolor. No sabían qué decir para consolarla. Las palabras que pronunciaron sonaron vacías en aquellos momentos. Lúan lloró hasta que se quedó sin lágrimas aquella aciaga tarde. 
-Se está haciendo tarde-comentó Alla. 
-Yo quiero volver a casa-pidió Lúan. 
-Siempre te quedabas hasta muy tarde paseando por el bosque. 
-No quiero quedarme en el bosque. Quiero  quedarme encerrada en mi habitación. Y no salir nunca más de allí. 
-Lúan, estás sufriendo mucho. Pero quiero pensar que tu dolor cesará. 
                         Su hermana pareció no escucharla. Alla se sintió frustrada. 
                         Regresaron al palacio de su padre. Lúan se refugió en su habitación. Su padre le comentó a Alla que hacía días que su hermana mayor no quería probar bocado. 
-Acabará muriéndose de pena-se lamentó el hombre-Y eso me destroza. 

                      Para empeorar la situación, Alla se había enamorado. Bod era un cazador que rendía culto a Apolo. Decía que lo había visto cuando se retiraba a Hipérborea a pasar el invierno. 
                      Bod conoció a Alla una tarde. La vio recogiendo flores.
                      La había visto antes. La había visto paseando por la orilla de la playa en compañía de otra joven. La había oído hablar. Quería conocerla.
                      Aquella joven poseía una voz preciosa, con un tono muy dulce y muy cariñoso. La joven que iba con ella le sonreía. Siempre iban juntas a todas partes y, debido al parecido que la otra joven tenía con ella, Bod dedujo que se trataba de un familiar. Un familiar muy cercano...
                      Por las noches, Bod soñaba con ella. La diosa Afrodita debe de ser familia de esa joven, pensaba con arrobo. Lo que más deseaba era conocerla a fondo. 
                     Quedó prendado de ella nada más verla. Bod era un hombre joven y apuesto. 
-La diosa Afrodita se ha encarnado en ti-le dijo a modo de saludo. 
-¿Cómo dices?-se extrañó Alla. 
-Sólo he hecho una afirmación. 
                        Realmente, Alla era una joven hermosa. Era alta. Y poseía un largo cabello de color rubio. 
-Dime tu nombre-le pidió Bod. 
-Me llamo Alla-respondió la joven. 
-Eres la hermana de Lúan. ¿No es así? Lamento mucho la muerte de su prometido. 
-Muchas gracias...
                          Algunos días después, Bod y Alla se encontraron en el bosque. Él le entregó a Alla un hermoso collar que había pertenecido a su madre. En un primer momento, ella rechazó aquel regalo porque no entendía lo que significaba. 
-Significa que está naciendo un sentimiento muy fuerte entre nosotros-le explicó Bod.
-Casi no te conozco-replicó Alla. 
-Apolo ha hecho que nos conozcamos. 
                         Bod sonrió y besó a Alla en la mejilla. Ella no quería enamorarse después de ver cómo Lúan se estaba quedando sin lágrimas. Bod colocó el collar alrededor del cuello de Alla. 
-Le pediré tu mano a tu padre para que nos casemos-le aseguró. 
                           Ya se sabía quién había sido el asesino de Moran. Uno de sus criados...Alla estaba furiosa.
                           Moran había deshonrado a seis jóvenes a lo largo de toda la región. El criado que lo había matado era el padre de una de aquellas jóvenes. Se rumoreaba que había seducido y abandonado a otras tres jóvenes más. Y la lista podía ir en aumento. 
                         Lúan se sentía tan humillada que decidió encerrarse en su habitación para olvidarse de todo. Lo último que podía hacer Alla, en su opinión, era enamorarse. 
-¿Cómo sabré yo que estás realmente enamorado de mí?-preguntó Alla-¿Cómo sabré yo que tu amor por mí es sincero? 
-Nunca te engañaré-respondió Bod-Apolo es testigo de mi juramento de amarte eternamente. 
                          El joven rodeó con sus manos la cintura de Alla y la atrajo hacia sí. Sus labios se posaron sobre los labios de la joven. Permanecieron un largo rato besándose de manera larga y apasionada. Un beso que sabía a futuro. 
                          Alla correspondió a aquel beso. Bod la amaba. Con aquel beso, sellaba el juramento que le había hecho. 

                          Al día siguiente, Bod acudió al palacio del padre de Alla. En el salón, Bod le pidió la mano de su hija Alla para convertirla en su esposa. Un rato después, el contrato nupcial se había firmado. 
                        El padre de Alla se llevó una sorpresa cuando su hija menor entró en el salón, después de haber firmado el contrato nupcial. 
                        Alla abrazó con fuerza a Bod y llenó de besos su cara. Acabaron fundiéndose en un beso denso y prolongado. 

                        Lúan lloró de felicidad al enterarse de la boda de su hermana menor. 
                        La noche de bodas de Alla fue la noche más hermosa de su vida. 
                        Era virgen. 
                        Bod y ella cayeron desnudos sobre la fresca hierba que crecía en el bosque. Alla sintió los besos de Bod sobre sus labios y le devolvió cada uno de aquellos besos. El joven la besó con adoración en el cuello. Se atrevió a besar uno de los pechos de Alla. 
-Apolo nos está mirando-comentó la joven. 
-Bendice nuestro amor, amada mía-le aseguró Bod. 
                       La estrechó con fuerza entre sus brazos para abrazarla y la hizo suya mientras llenaba de besos el rostro de Alla. 
                       Lejos de allí, Lúan pensó en su hermana. 
-No soy feliz-pensó la joven-Pero deseo de corazón que ella tenga la felicidad que los dioses me han negado.

                             A la mañana siguiente, Alla encontró a Lúan en el jardín. Su hermana tenía el gesto serio. Se la veía triste.
-Nuestra doncella me ha dicho que no has pasado la noche en casa-comentó Lúan-¿Dónde has estado?
-Lo siento mucho-contestó Alla.
                          Su rostro era radiante. El corazón se le encogió a Lúan. No podía negarle la felicidad a su hermana. La quería demasiado.
-Has estado con tu amado-observó Lúan.
-¿Cómo lo sabes?-le preguntó Alla, ruborizándose.
                         Los ojos de la joven estaban muy abiertos.
                         Sus labios estaban hinchados por los besos que Bod le había dado.
                         No se arrepentía de haberse entregado a él.
-Lo noto en tu mirada-respondió Lúan con cariño-Yo no tuve la suerte de entregarme a Moran. Y lo lamento.
                         Bod había descubierto que la belleza de Alla iba más allá de la belleza física. Después de haberse entregado a él, Bod seguía soñando con ella. Poseía una hermosura angelical. Su rostro era inocente. Su piel era suave al tacto. Lo único que quería era verla y aquel deseo le hizo colarse en su casa en mitad de la noche.
                        Le parecía una verdadera locura haberse convertido en su amante.
                       Lúan fingía no escucharles.
                      Ella lloraría la muerte de Moran. No se merecía el amor que ella le profesaba. Pero había descubierto que Bod sí era digno de Alla porque era un joven bondadoso y amable.
                       La belleza de Alla floreció a medida que avanzaba su romance secreto con Bod y todo el mundo fue consciente de ello.
                       Alla era consciente del deseo que Bod sentía hacia ella. Lo esperaba todas las noches en su habitación. Con la ventana abierta...También lo deseaba.
                        Mientras los dos se desnudaban el uno a la otra, se besaban con avaricia y caían sobre el lecho de Alla.
                       Los dos deseaban fundirse en un solo ser. Se abrazaban con fuerza. Se acariciaban el uno a la otra con las manos.
                       Bod besaba apasionadamente a Alla mientras ella rodeaba el cuello del joven con los brazos y se apretaba contra él.
-Te amo-le decía Bod con la voz entrecortada.
                     La oyó suspirar.
                    Mordisqueó el lóbulo de la oreja de Alla. La besó con arrebato en el cuello. Besó una y otra vez los hombros de la joven.
                     Sus manos acariciaron la suave piel de Alla, deleitándose en su tacto.
-Te amo-le susurró ella a su vez.
                      Lamió los pezones de Alla con sumo deleite. Besó aquellos pechos preciosos y firmes. Necesitaba sentir el calor que desprendía el cuerpo de aquella mujer cuyo vientre estaba recorriendo con los labios.
                        La abrazó con fuerza al tiempo que se iba hundiendo poco a poco en su interior. Sintió cómo su cuerpo se fundía con el cuerpo de ella. Y supo que así sería siempre. 

FIN

                  

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