Hola a todos.
Hoy, os traigo este fragmento inédito de mi novela El final de los buenos tiempos.
No descarto hacer algunos añadidos a esta novela y lanzarme a autopublicarla. Pero todavía no lo haré.
Espero poder hacerlo más adelante.
-El Palacio de Cristal es verdaderamente deslumbrante-comentó lady Pegeen.
-Yo he estado dentro en varias ocasiones-le contó lady Anne-Por dentro, es todavía más bonito. Se hacen exposiciones allí.
-Nunca me he atrevido a entrar.
-Es una tontería.
-Para ti es una tontería. Para mí es algo distinto.
-¿Quieres entrar conmigo?
Lady Anne y lady Pegeen se encontraban dando un paseo por Hyde Park.
Lady Pegeen se preguntó así misma el porqué salía con lady Anne.
Era cierto que la joven americana que había entrado por vía de una boda en la aristocracia inglesa no tenía ni una sola gota de sangre aristocrática. En aquel sentido, se parecía mucho a ella. Pero lady Pegeen no había nacido rica. En cambio, la familia de lady Anne era muy rica. El crack de la Bolsa había pasado casi de largo para ellos.
Lady Anne era todo lo que lady Pegeen no era. Era sofisticada.
Casi podía pasar por estrella de cine. Poseía una elegancia innata. Y era muy hermosa.
-Tú tienes cosas que yo no tengo-admitió lady Pegeen-A mí me gustaría ser como tú.
-Y tú tienes una cosa que yo no tengo-le recordó lady Anne-Tienes siete hijos maravillosos.
-¡Yo no tengo hijos! Casi no los he visto. Sólo los he llevado en mi vientre y los he parido. Pero, nada más nacer, otras mujeres se han hecho cargo de ellos. No los siento mis hijos. Y sé que ellos piensan lo mismo. Cuando me miran, no me miran como su madre que soy. Soy casi una extraña para ellos.
-¿Se lo has comentado a Edward?
-Mi marido está encerrado todo el día en su despacho. Cuando no realiza viajes al campo. O se encierra en una habitación de burdel con dos fulanas. ¿Crees que no sé lo que él hace a mis espaldas? Y tengo que callar.
-Lo siento mucho.
-En el fondo, tú lo sabes. No hay secretos entre William y tú. Y tu marido es el mejor amigo de mi marido. Se lo cuentan todo. Aunque William sea más reservado que Edward. Te respeta más de lo que Edward me respeta a mí. Te envidio.
Había lágrimas en los ojos de lady Pegeen al terminar de hablar.
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