viernes, 20 de febrero de 2015

VOLVER A AMAR

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato Volver a amar. 
Seguimos siendo testigos de cómo se desarrolla la relación entre Gaston y Anna.

                             Intentaron cumplir con su palabra.
                             Sin embargo, fueron varias las veces en las que Gaston y Anna se besaron de nuevo. Ella se sentía rara cuando los labios de Gaston se posaban sobre sus labios.
                            Pensaba que el joven estaba imaginando que estaba con Belinda.
                           Que estaba besando a Belinda.
                            Se besaban cuando se encontraban junto al árbol que crecía en la isla.
                           Anna tenía la sensación de que lo que estaba viviendo era una locura. Gaston, por su parte, estaba confundido.
                           Parecía que disfrutaba robándole besos a Anna. Los besos que le había dado a Belinda habían sido distintos.
                          Una tarde, la invitó a tomar el té a su casa.
-Tenemos que hablar sobre lo que está ocurriendo-atacó Gaston apenas la criada se hubo retirado tras servir el té.
-No es normal lo que estamos haciendo-admitió Anna-Y no creo que sea lo correcto.
-Es verdad.
                         Anna bebió un sorbo de su taza de té, pero la mano tembló. La cercanía de Gaston la ponía nerviosa.
-Yo le tenía mucho aprecio a Belinda-afirmó Anna-He oído hablar de las cosas que hizo su padre. Pero eso nunca me ha importado demasiado.
-Yo me enamoré de ella-recordó Gaston.
-Tengo la sensación de que estoy traicionándola. Quiero ser su amiga, monsieur Barrois. Quiero que sigamos tratándonos.
-Porque Belinda así lo habría querido.
-Eso es. Pero lo otro...
-Le ruego que me perdone.
-No sé lo que nos está pasando. Belinda lo estará viendo. Y estará sufriendo por nuestra culpa.
                        Anna bebió otro sorbo de su taza de té.
                        Le había añadido unas gotitas de leche. Gaston la miró.
                        Removió con nerviosismo su taza de té. Él, en cambio, le había echado unas gotitas de limón. Bebió un sorbo. Pensó que podía pasarse las horas muertas mirando a Anna.
                       Ya no sentía el mismo dolor que le había embargado cuando murió Belinda.
                       Cuando tuvo la certeza de que no volvería a abrazarla nunca más.



                           Pero volvió a pasar.
                           Cuando Anna quiso reaccionar, tenía sobre sus labios los labios de Gaston.
                           Se separó de ella rápidamente, dejándola atónita. No sabía el porqué obraba de aquel modo cuando estaba cerca de ella. Estar cerca de Anna le hacía hervir la sangre de un modo completamente desconocido para él. Su corazón latía de una forma endiablada cuando estaba a su lado. Debía de dejar de sentir aquellas sensaciones por Anna. Ella era una joven que estaba fuera de su alcance. Debía de centrarse en honrar la memoria de Belinda.
                         Entonces, Anna le cogió de la mano y se la besó.
                         Gaston trató de pensar en Belinda porque no quería sentir que la estaba traicionando. Le pidió perdón mentalmente por haberse dejado llevar por sus impulsos. Su esposa debía de estar muriéndose de pena desde la tumba.
                         Sin embargo, al mirar a Anna, todo se esfumó de la mente de Gaston. Sólo tenía ojos para ella. Antes o después, Anna marcharía a Londres. Habían pasado dos años desde la muerte de Belinda y sus padres le decían que debía de rehacer su vida. Desde hacía algún tiempo, todo había cambiado entre Anna y Gaston. De pronto, aquella joven aristócrata aparecía ante él como lo que era.
                     Había dejado de ser una niña encantadora para convertirse en una joven encantadora. Era mucho más que eso.
                      Anna vivía ajena a cómo era la vida. Sus padres deseaban preservar su inocencia hasta la medida de lo posible. Sin embargo, se había convertido en toda una belleza. Anna ni siquiera coqueteaba con Gaston porque no sabía en qué consistía eso. No sabía ni agitar sus pestañas de un modo coqueto. Esas cosas no existían en su cabeza.
-Sal conmigo a dar un paseo mañana-la invitó Gaston, tuteándola por primera vez.
-¿Quiere que demos un paseo?-se sorprendió Anna.
-No te he pedido nada malo.
                        Sus mejillas se encendieron de un modo que a Gaston le parecieron adorable. Le recordaba mucho a Belinda.
                        Sin embargo, la joven que tenía delante no era su esposa.
                        Anna era completamente distinta a Belinda. Pero también era fascinante.
                       Y volvió a besarla en los labios, esta vez con mucha más ternura.

1 comentario:

  1. Uy esta historia es muy linda una de mis preferidas. Te mando un beso y buen fin de semana

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