sábado, 17 de enero de 2015

EL SABOR DE LO PROHIBIDO

Hola a todos.
Aquí os traigo el desenlace de mi relato El sabor de lo prohibido. 
Deseo de corazón que os haya gustado este relato. Por lo demás, me siento muy contenta de haberle puesto el punto y final que merecía tener.

-¿Estás bien?-le preguntó Sebastian a Lorraine.
                          La joven no hablaba. Ambos yacían sobre un lecho de paja. Sus respiraciones eran normales. Lorraine recordaba cómo Sebastian había besado su cuello con verdadera ansia.
                        Habían compartido un momento de pasión en la intimidad del establo.
-No me duele mucho-respondió Lorraine.
                        La joven no terminaba de creerse lo que acababa de ocurrir entre Sebastian y ella.
-Perdóname-se disculpó el chico.
                        Parecía estar realmente avergonzado por lo que había pasado, pero Lorraine le sonrió con dulzura.
                        Le había devuelto a Sebastian todas las caricias que sus manos y sus labios le habían brindado. Le había devuelto todos los besos que él le había dado. Y lo abrazó con fuerza cuando él la estrechó entre sus brazos para sentirla suya. Para hacerla suya.
-Lo que ha pasado es real-afirmó Lorraine.
                        Lo que había ocurrido entre Sebastian y ella no tenía nada que ver con lo que había leído en las novelas románticas. Lo que había ocurrido había sido real. Todo lo que Lorraine había sentido había sido real.
                         Los sentimientos que Sebastian despertaba en ella eran reales. Había oído hablar de la endogamia, de personas que se casaban con sus familiares para preservar la pureza de la sangre. Ella yacía en aquel lecho de paja. Miraba las estrellas a través del agujero que había en el techo del establo. Sentía la respiración cada vez más relajada de Sebastian. Cuando él mordisqueó el lóbulo de su oreja. Cuando succionó sus pezones.
                        No lo veía como algo endogámico ni incestuoso.
                        Al besar a Sebastian, Lorraine sintió que estaba bien lo que estaban haciendo. Al entregarse en cuerpo y alma a él, estaba haciendo lo que debía. Lo que sentía en el fondo de su corazón.
-Yo hablo en serio cuando digo que puedo convertirme en tu corsario-insistió Sebastian-Puede que no sea tan peligroso como lo describen en las novelas que lees. Pero vivo una isla y soy bueno en esgrima. Me lo dice mi profesor. Vivo en una isla. Y puedo fingir que una barca es mi barco. Puedo darte todo lo que tú desees.
                         Sus miradas se cruzaron. Sebastian deseaba hacer realidad todos los sueños de Lorraine.
-Sólo quiero que estés conmigo-se sinceró la chica.
-¿Y qué pasa con tus sueños?-se extrañó Sebastian.
-Son sólo sueños. Deben quedarse donde están.
                           Una sonrisa iluminó el rostro de Sebastian que contagió a Lorraine. Había mucho amor en aquellos ojos de color marrón que no dejaban de mirar con arrobo a la joven que yacía a su lado.
-Te quiero, Rainie-afirmó Sebastian.
                         Llenó de besos el rostro de la chica. Su querida Rainie...
                          No querían hablar. Tan sólo querían mirarse. Demostrarse lo que sentían con gestos. Lorraine sentía un nudo oprimiendo su garganta. Apoyó durante un instante la cabeza en el hombro desnudo de Sebastian. El joven decidió hablar con sus padres al día siguiente. Se lo diría también a sus tíos. Si ellos se oponían, no le quedaría otra opción. Huiría con Lorraine a Gretna Green y se casarían allí.
-Si nuestros padres se oponen a que estemos juntos y nos casemos, nos fugaremos-le propuso a Lorraine-Sólo quiero estar contigo.
                         Fue el cuerpo de la joven el que habló en su lugar.
                        ¡Huir con Sebastian!
                        Ya pensaremos en eso mañana, decidió Lorraine.
                         Dejemos que seamos nosotros los que nos demostremos nuestro amor con nuestros gestos.
                          El mañana queda lejos todavía. Sólo importa el hoy.
                          Lorraine se olvidó de todo cuando Sebastian la besó en el cuello de manera suave. Luego, los labios del joven se apoderaron de los labios de ella. Lorraine lo abrazó.
                          Se besaron nuevamente con idéntica ansia. Estaba ocurriendo.
                         Y era real.



FIN

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