Hola a todos.
Antes de acabar el año, me gustaría dejaros este brevísimo epílogo (apenas unas líneas) de mi relato La Llave.
Deseo de corazón que os haya gustado.
Y os deseo a todos un Feliz 2015.
Y esta historia termina de una manera que es bastante tópica.
Paloma y Raúl se casaron al año siguiente.
Sus noches estuvieron pobladas de los besos que se daban en el lecho. De las caricias que los labios de uno brindaba al cuerpo del otro. De abrazos fuertes...De pasión...
Hay que decir la verdad. Paloma y Raúl fueron felices para siempre.
Canciones inolvidables de ayer y de hoy. Novelas que han marcado nuestras vidas. Relatos románticos. Un lugar...Un lugar destinado para el recuerdo...Un lugar donde leer historias de amor. Un lugar donde descubrir otras historias de amor. Un lugar para sentir. Un lugar para emocionarse. Un lugar para enamorarse. Un siglo inolvidable...
martes, 30 de diciembre de 2014
lunes, 29 de diciembre de 2014
LA LLAVE
Hola a todos.
Aquí os traigo el penúltimo fragmento de mi relato La llave.
Espero que os esté gustando.
¡Vamos a ver lo que pasa hoy entre Paloma y Raúl!
Raúl regresó a mediados del mes de noviembre a la isla de Lobos. La noticia de su regreso no tardó en correr como la pólvora por toda la isla. Margarita, nada más enterarse, corrió a la casa de Paloma a contárselo. La muchacha pensó que se trataba de una broma. Pero no tardó en creérselo cuando Raúl fue a visitarla a su casa.
Y la besó de manera larga y apasionada en el recibidor.
A partir de aquel momento, la relación entre ambos cambió. Paloma reflexionaba sobre ello en cuanto se quedaba a solas.
Raúl parecía cortejarla. Iba a visitarla a su casa.
Cuando salían a dar un paseo por La Hoya de las Lagunitas, Raúl aprovechaba para robarle un beso a Paloma.
Aquella situación se prolongó por espacio de un mes.
Las casas de los padres de ambos limitaban. Paloma y Raúl se conocían desde hacía muchos años. De niños, habían jugado juntos. Se subían juntos a los árboles para leer un libro. Al llegar a la adolescencia, Raúl y Paloma siguieron siendo inseparables. La dote de la chica era bastante abultada. Con su cabello rizado de color castaño, con su figura alta y delgada y con su piel blanca, Paloma se había convertido en toda una belleza. Causaría sensación cuando fuera presentada en sociedad. El padre de Paloma quería casarla con un buen partido.
Aquí os traigo el penúltimo fragmento de mi relato La llave.
Espero que os esté gustando.
¡Vamos a ver lo que pasa hoy entre Paloma y Raúl!
Raúl regresó a mediados del mes de noviembre a la isla de Lobos. La noticia de su regreso no tardó en correr como la pólvora por toda la isla. Margarita, nada más enterarse, corrió a la casa de Paloma a contárselo. La muchacha pensó que se trataba de una broma. Pero no tardó en creérselo cuando Raúl fue a visitarla a su casa.
Y la besó de manera larga y apasionada en el recibidor.
A partir de aquel momento, la relación entre ambos cambió. Paloma reflexionaba sobre ello en cuanto se quedaba a solas.
Raúl parecía cortejarla. Iba a visitarla a su casa.
Cuando salían a dar un paseo por La Hoya de las Lagunitas, Raúl aprovechaba para robarle un beso a Paloma.
Aquella situación se prolongó por espacio de un mes.
Las casas de los padres de ambos limitaban. Paloma y Raúl se conocían desde hacía muchos años. De niños, habían jugado juntos. Se subían juntos a los árboles para leer un libro. Al llegar a la adolescencia, Raúl y Paloma siguieron siendo inseparables. La dote de la chica era bastante abultada. Con su cabello rizado de color castaño, con su figura alta y delgada y con su piel blanca, Paloma se había convertido en toda una belleza. Causaría sensación cuando fuera presentada en sociedad. El padre de Paloma quería casarla con un buen partido.
Paloma y Raúl
seguían siendo buenos amigos. El uno sentía que el otro era el único que le
comprendía. Se contaban sus secretos. Intercambiaban confidencias. Pero habían
crecido. De algún modo sutil, Paloma intentaba separar su vida de la de Raúl.
Intuía que, cuando fuera presentada en sociedad, sus caminos acabarían
separándose. Pero Raúl se resistía a perder aquella amistad tan valiosa para
él.
El momento
se estaba posponiendo. Los padres de la joven querían enviarla a la Península.
Pero la Península estaba en guerra.
Paloma, en
el fondo, agradecía el no tener que abandonar Lobos. Se habría sentido una
extraña estando fuera de allí.
Sin
embargo, el uno era para el otro mucho más que un buen amigo. Se ponían
nerviosos cuando estaban juntos. Paloma le hurtaba la vista cuando Raúl
intentaba decirle algo que no quería escuchar. Antes, quería verle para poder
hablar con él. Sin embargo, cuando Raúl y su familia se instalaron en la casa
de los tíos de la esposa del joven, Paloma empezó a evitar a Raúl. Decía que si
quería hablar con ella, debía de hacerlo en presencia de su doncella. Y Raúl no
se atrevía a declararse a Paloma delante de aquella cotorra chismosa.
Entonces,
el muchacho determinó que tenía que hablar con ella fuera como fuera. El ama de
llaves de los padres de Paloma era una mujer de carácter muy enérgico. Sin
embargo, se derretía en cuanto empezaba a hablar con Raúl. Se decía que aquella
mujer había estado perdidamente enamorada de un tío del chico. Y Raúl era el
vivo retrato de aquel tío suyo, fallecido en Francia cuando Napoleón regresó
allí tras escapar de la isla de Elba. Fue fácil conseguir robarle la llave de
la habitación de Paloma. Luego, se dijo así mismo que había cometido un acto
detestable. Pero tenía que ver a Paloma a solas. Era preciso que ambos
hablaran.
Al día
siguiente, mientras daban un paseo por la
Playa de la Caleta, Raúl apartó a Paloma ligeramente de su doncella. No quería
entrar en la habitación de la muchacha sin previo aviso y asustarla.
-Tengo que contarte una cosa-le dijo-Me he hecho con la
llave de tu habitación.
-¡Cielo Santo, Raúl!-exclamó Paloma, muy nerviosa-¿Cómo se
te ha ocurrido hacer eso?
-Tengo que hablar contigo. Y necesito hacerlo a solas, sin
que tu doncella esté delante.
-Pero, Raúl. ¡Intenta ser razonable, por Dios! ¡No puedes
colarte en mi habitación así como así! ¡Nos vas a poner en un compromiso a los
dos!
-No sé qué hacer, Paloma. Por un lado, quiero hacerlo. Por
el otro lado, tengo miedo de lo que pueda pasar. Sólo sé una cosa. Y es que
eres la persona más importante de mi vida y no quiero hacerte daño.
-¿Y qué pasa con Lorena? ¿Tan pronto te has olvidado ya de
mi prima?
-Me he dado cuenta de que lo sentí por Lorena no es ni una décima
parte de lo que siento por ti.
-¡Lo que dices es un disparate! Raúl, trata de ser
razonable.
-¡Estoy siendo razonable! Lorena nos da su visto bueno. Lo sé.
Paloma miró
hacia donde estaba su doncella. Ésta parecía no haberse enterado de nada.
La cena
transcurrió con total normalidad. Los padres de Raúl y de Paloma hablaron de
política. Y las madres de Raúl y de Paloma hablaron de trivialidades. Sólo Raúl
y Paloma guardaron silencio. Casi ni se miraron.
Aquella
noche, la joven retiró temprano a su habitación.
La doncella
la ayudó a quitarse el vestido que había llevado puesto. Le soltó su cabello
oscuro. Se lo cepilló.
Paloma no
se acostó. Cerró la puerta con llave. Se sentó en la cama con las manos
cruzadas en el regazo. Miraba hacia la puerta cerrada. Y se preguntaba si Raúl
sería capaz de colarse en su habitación. Por un lado, deseaba que hiciera
aquello. Por el otro…Su sentido común trataba de imponerse. Se puso de pie y
empezó a pasearse de un lado a otro de la habitación.
Mientras
tanto, en su habitación, Raúl jugueteaba con la llave del cuarto de Paloma. Se
preguntaba una y otra vez el porqué había cedido a aquel impulso. Con aquellas
llaves en su poder, podría entrar en su habitación. ¡Y sólo Dios sabía lo que
pasaría una vez que estuvieran solos! Aún estaba a tiempo de no cometer aquel
disparate. Pero no sabía qué hacer. Se debatía entre ir y no ir. Se debatía
entre escuchar a su cabezo o escuchar a su corazón.
Segura de
que Raúl no acudiría, Paloma se acostó. Intentó conciliar el sueño. Sin
embargo, no tardó en escuchar cómo alguien abría la puerta de su habitación con
la llave.
-¿Raúl?-inquirió Paloma.
Se sentó en
la cama.
-Soy yo, Paloma-contestó la voz inconfundible de Raúl.
Se ha
vuelto loco, pensó Paloma. Pero su corazón empezó a latir muy deprisa.
¡Había
venido!
Raúl se
sentó en la cama, junto a Paloma. Ella supo que no podía seguir reprimiendo por
más tiempo aquel momento.
Raúl empezó
a hablar y le confesó a Paloma que ella era su razón de ser. Que no podía vivir
si ella no estaba a su lado. Entonces, la joven le confesó que le pasaba lo
mismo. Los dos estaban perdidamente enamorados.
Él empezó a
acariciarle la espalda. La besó repetidas veces en las mejillas. La besó en los
labios. Su
mirada estaba cargada de intensidad. Raúl se despojó de su camisa corta de
dormir. Y le quitó el camisón a Paloma.
-Eres muy hermosa-le aseguró.
-Tú también eres muy apuesto-sonrió Paloma.
La recostó
sobre la cama. La besó con auténtica pasión. A pesar de la inexperiencia de
ambos, parecían obrar como por inercia. Las manos del uno acariciaban el cuerpo
del otro. Se quedaron sorprendidos de la pasión que se demostraban.
Raúl empezó a besar a Paloma en
el cuello. La besó repetidas veces en los hombros. Sus labios descendieron por
la línea del escote de la chica. Se quedó mirando sus pechos. Eran los primeros
pechos que veía. Paloma no se asustó al sentir la excitación de Raúl.
El
joven empezó a besar los pechos de Paloma. Chupó sus pezones. Ella se sintió
extraña al ver a Raúl con un pecho suyo metido dentro de su boca. Las manos de Paloma
cobraron vida propia y empezaron a recorrer el cuerpo de Raúl. Lo besó en la
boca con intensidad. Quería acariciarle.
Raúl era un joven que estaba bien
formado físicamente. Tenía algo de vello en el pecho. Dieron la vuelta y Paloma
se metió una tetilla de Raúl en la boca. Le acarició el vientre con la yema de
los dedos. Le oyó gemir de placer. Estaba realmente excitado.
Raúl invadió el cuerpo de Paloma
con fuerza. No se dio cuenta de que era virgen. Pero ella apenas sintió dolor.
Los dos hacían un gran esfuerzo por no ponerse a gritar. Paloma rodeó con sus
piernas las caderas de Raúl. Él entraba y salía del interior de ella. Paloma lo
abrazó con fuerza. La explosión de placer que les inundó les sorprendió a
ambos.
Acabaron exhaustos. Raúl se
apartó de Paloma para no aplastarla con su cuerpo. Los dos esperaron a que sus
respiraciones se tornaran normales. Se miraron y se sonrieron. Raúl le confesó
que no lamentaba nada de lo que había pasado. Y Paloma le contestó que a ella
le pasaba lo mismo.
Fue ella la primera en quedarse
dormida.
Raúl tardó más tiempo en quedarse
dormido. No lamentaba ya el haber robado aquella llave. Porque le había servido
para descubrir la verdad. Para confirmarse así mismo la certeza de que Paloma
lo amaba. ¡Y él la amaba a ella!
Cerró los ojos. El escándalo que
se organizaría sería terrible. Pero Raúl estaba dispuesto a casarse con Paloma.
Porque la vida sin ella carecía por completo de sentido.
Fue el primero en despertarse.
Paloma lo estaba mirando con los
ojos muy abiertos.
Se habían quedado dormidos
abrazados. Paloma empezó a besarle de nuevo. Y Raúl tornó a recorrer con sus
labios la sedosa piel de la chica.
Desde aquella mágica noche, permanecieron siempre
juntos. Aquel amor había nacido con el paso de los años y había estallado en
una apasionada noche. Su amor no tendría fin. De alguna manera, sabían que su
destino era permanecer siempre juntos.
domingo, 28 de diciembre de 2014
LA LLAVE
Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato La llave.
Raúl emprende el viaje de vuelta a Lobos.
¡Vamos a ver lo que pasa!
Era un día cualquiera del año 1835.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato La llave.
Raúl emprende el viaje de vuelta a Lobos.
¡Vamos a ver lo que pasa!
Era un día cualquiera del año 1835.
Estaba cada
vez más cerca de Lobos, su isla natal.
Raúl había
pasado los últimos meses echando de menos a la joven que había dejado en Lobos.
La vida le había concedido la oportunidad de regresar a su lado. Montado a
lomos de su caballo, contaba los minutos que faltaban para estar de nuevo en su
isla. Junto a Paloma…¿Seguiría viviendo allí? ¿Se habría casado? Llevaba meses
fuera de su isla. Meses…Los había pasado esquivando las balas que le disparaban
los carlistas. Meses en los que había pensado que no iba a volver a casa. Se
llevó la mano a su alforja. Para su sorpresa, aún tenía dentro la llave de su
casa. El corazón de Raúl dio un vuelco. Su isla…Su casa…¡Y estaba cada vez más
cerca de volver!
Pero estaba
también más cerca de ver a Paloma.
Pero, antes
de verla, tenía que llegar a Cádiz. Coger un barco que le llevaría de vuelta a
Fuerteventura.
Allí,
alquilaría una barca. Y aquella barca le llevaría de vuelta a Lobos. Debía de
mantener la calma. El viaje todavía no había terminado. Pero faltaba menos. Tenía
las ideas más claras. Iba a luchar por Paloma.
El otoño estaba a la vuelta de la esquina. Hacía más frío. Llegaría a Lobos en noviembre, más o menos.
Todo sería distinto. Lo presentía.
Detuvo el caballo. Se sentía cansado y estaba empezando a anochecer. Tanto él como el animal estaba agotados.
Faltaba poco. Ya estaba cerca de Cádiz. Lo presentía.
Y Paloma estaría en Lobos. Paloma, susurró Raúl. El fantasma de Lorena parecía haberse esfumado.
sábado, 27 de diciembre de 2014
LA LLAVE
Hola a todos.
Aquí os traigo el tercer fragmento de mi relato La llave.
Vamos a ver lo que le ocurre a Raúl en la Península.
Todavía podía sentir el beso que le dio a Paloma antes de saltar a la barca que le llevó a Fuerteventura.
No pensaba para nada en Lorena. Era Paloma quien se había apoderado del recuerdo de Raúl.
Marcharse de Lobos había sido un error. Raúl lo supo en cuanto tuvo que hacer la primera guardia con el Ejército. Supo que no debió de haberse ido cuando se vio involucrado en la primera escaramuza. Sólo Dios sabe cómo no murió durante el transcurso de la misma. Apenas sabía disparar. No servía como soldado.
Pero luchó por demostrar su valía. No dudó en pelear cuerpo a cuerpo contra algún soldado carlista durante una escaramuza. No dudó en mejorar su manera de disparar. No dudó en ofrecerse para hacer una guardia de noche. Nunca se quejaba cuando pasaba días enteros caminando bajo la lluvia. Siempre estaba pensando en Paloma.
-¿Hay una mujer esperándote?-le preguntó una noche un compañero mientras estaban haciendo una ronda.
-No lo sé-respondió Raúl-Es posible. No he hablado con ella.
-¿Y a qué estás esperando?
-Soy viudo. Y ella es la prima de mi esposa. No estaría bien. Además, la conozco desde hace muchos años. Hemos crecido juntos. Hemos jugado juntos. Es como una hermana menor para mí.
Su compañero le palmeó la espalda.
-Pero no es tu hermana-le recordó.
Durante el transcurso de una batalla, Raúl fue herido en el costado. Corría el verano del año 1835. La herida fue muy grave y Raúl perdió mucha sangre. En su delirio, llamaba a Paloma.
Tenía mucha fiebre y sólo podía ver a Paloma. Sin embargo, a Paloma la había visto por última vez en el embarcadero de Lobos. Y él estaba demasiado lejos de ella. Raúl tardó cerca de un mes en recuperarse. Fue licenciado con honores, pero no podía volver al campo de batalla. Podía regresar a casa. Raúl no veía la hora de regresar a Lobos.
Aquí os traigo el tercer fragmento de mi relato La llave.
Vamos a ver lo que le ocurre a Raúl en la Península.
Todavía podía sentir el beso que le dio a Paloma antes de saltar a la barca que le llevó a Fuerteventura.
No pensaba para nada en Lorena. Era Paloma quien se había apoderado del recuerdo de Raúl.
Marcharse de Lobos había sido un error. Raúl lo supo en cuanto tuvo que hacer la primera guardia con el Ejército. Supo que no debió de haberse ido cuando se vio involucrado en la primera escaramuza. Sólo Dios sabe cómo no murió durante el transcurso de la misma. Apenas sabía disparar. No servía como soldado.
Pero luchó por demostrar su valía. No dudó en pelear cuerpo a cuerpo contra algún soldado carlista durante una escaramuza. No dudó en mejorar su manera de disparar. No dudó en ofrecerse para hacer una guardia de noche. Nunca se quejaba cuando pasaba días enteros caminando bajo la lluvia. Siempre estaba pensando en Paloma.
-¿Hay una mujer esperándote?-le preguntó una noche un compañero mientras estaban haciendo una ronda.
-No lo sé-respondió Raúl-Es posible. No he hablado con ella.
-¿Y a qué estás esperando?
-Soy viudo. Y ella es la prima de mi esposa. No estaría bien. Además, la conozco desde hace muchos años. Hemos crecido juntos. Hemos jugado juntos. Es como una hermana menor para mí.
Su compañero le palmeó la espalda.
-Pero no es tu hermana-le recordó.
Durante el transcurso de una batalla, Raúl fue herido en el costado. Corría el verano del año 1835. La herida fue muy grave y Raúl perdió mucha sangre. En su delirio, llamaba a Paloma.
Tenía mucha fiebre y sólo podía ver a Paloma. Sin embargo, a Paloma la había visto por última vez en el embarcadero de Lobos. Y él estaba demasiado lejos de ella. Raúl tardó cerca de un mes en recuperarse. Fue licenciado con honores, pero no podía volver al campo de batalla. Podía regresar a casa. Raúl no veía la hora de regresar a Lobos.
viernes, 26 de diciembre de 2014
LA LLAVE
Hola a todos.
Tras un breve parón, aquí sigo subiendo más fragmentos de mi relato La llave.
Deseo de corazón que os esté gustando.
Raúl se marchó de Lobos.
Se fue una mañana. En los primeros días del mes de febrero...
Había decidido alistarse en el Ejército. Luchar en la Península contra el bando carlista.
De aquel modo, se sentiría capaz de no pensar en nada. De olvidar el fracaso de su matrimonio con Lorena.
Paloma fue la que le acompañó al embarcadero. Una barca que Raúl había alquilado le llevaría a Fuerteventura. Desde allí, conseguiría un pasaje en un barco que le llevaría a la Península.
-¿Me escribirás?-le preguntó Paloma.
-Te escribiré siempre que pueda-respondió Raúl-Ten cuidado con los sinvergüenzas que hay por ahí. Que ninguno se aproveche de ti. ¿De acuerdo?
-Sabré cuidar de mí misma.
Raúl le dio un beso en la mejilla.
-Cuídate mucho-le pidió.
El barquero se hizo cargo de las dos maletas que llevaba Raúl consigo. Las metió en la barca.
Éste saltó a la barca.
Poco a poco, la barca comenzó a alejarse del embarcadero. Raúl permaneció de pie. Miraba a Paloma, quien se despedía de él agitando las manos en el embarcadero. Mentalmente, Raúl la comparó con Lorena. Desde luego, Paloma no se parecía en nada a su prima. A veces, Raúl se preguntaba así mismo si no había cometido un terrible error al casarse con Lorena.
Sentía que debió de haberse casado con Paloma. A pesar de todo, ella no habría tenido miedo alguno de amarle. La conocía desde que ambos eran pequeños. Habría sido una locura casarse con Paloma. Sería casi como cometer un incesto. A los ojos de Raúl, Paloma era como una hermana.
Fue todo un alivio para Paloma cuando su mejor amiga, Margarita, fue a buscarla para dar un paseo por la falda de La Caldera, el lugar más elevado de la isla.
-¡Sólo a ti se te ocurre enamorarte del marido de tu prima!-bufó Margarita.
Paloma suspiró. Era imposible ocultarle nada a Margarita.
-Se supone que es un secreto-le recordó a su amiga.
-El problema es que Raúl se ha ido y sabe Dios cuándo regresará-bufó Margarita, exasperada-Si es que regresa algún día.
-Es mejor así.
-Estás sufriendo tontamente, amiga. Y lo sabes.
Tras un breve parón, aquí sigo subiendo más fragmentos de mi relato La llave.
Deseo de corazón que os esté gustando.
Raúl se marchó de Lobos.
Se fue una mañana. En los primeros días del mes de febrero...
Había decidido alistarse en el Ejército. Luchar en la Península contra el bando carlista.
De aquel modo, se sentiría capaz de no pensar en nada. De olvidar el fracaso de su matrimonio con Lorena.
Paloma fue la que le acompañó al embarcadero. Una barca que Raúl había alquilado le llevaría a Fuerteventura. Desde allí, conseguiría un pasaje en un barco que le llevaría a la Península.
-¿Me escribirás?-le preguntó Paloma.
-Te escribiré siempre que pueda-respondió Raúl-Ten cuidado con los sinvergüenzas que hay por ahí. Que ninguno se aproveche de ti. ¿De acuerdo?
-Sabré cuidar de mí misma.
Raúl le dio un beso en la mejilla.
-Cuídate mucho-le pidió.
El barquero se hizo cargo de las dos maletas que llevaba Raúl consigo. Las metió en la barca.
Éste saltó a la barca.
Poco a poco, la barca comenzó a alejarse del embarcadero. Raúl permaneció de pie. Miraba a Paloma, quien se despedía de él agitando las manos en el embarcadero. Mentalmente, Raúl la comparó con Lorena. Desde luego, Paloma no se parecía en nada a su prima. A veces, Raúl se preguntaba así mismo si no había cometido un terrible error al casarse con Lorena.
Sentía que debió de haberse casado con Paloma. A pesar de todo, ella no habría tenido miedo alguno de amarle. La conocía desde que ambos eran pequeños. Habría sido una locura casarse con Paloma. Sería casi como cometer un incesto. A los ojos de Raúl, Paloma era como una hermana.
Fue todo un alivio para Paloma cuando su mejor amiga, Margarita, fue a buscarla para dar un paseo por la falda de La Caldera, el lugar más elevado de la isla.
-¡Sólo a ti se te ocurre enamorarte del marido de tu prima!-bufó Margarita.
Paloma suspiró. Era imposible ocultarle nada a Margarita.
-Se supone que es un secreto-le recordó a su amiga.
-El problema es que Raúl se ha ido y sabe Dios cuándo regresará-bufó Margarita, exasperada-Si es que regresa algún día.
-Es mejor así.
-Estás sufriendo tontamente, amiga. Y lo sabes.
martes, 23 de diciembre de 2014
LA LLAVE
Hola a todos.
Aquí os traigo la primera parte de mi relato La llave.
Deseo de corazón que os guste.
Mañana y pasado no subiré nada a ninguno de mis blogs por motivos obvios: celebrar la Nochebuena y la Navidad.
Aquí os traigo la primera parte de mi relato La llave.
Deseo de corazón que os guste.
Mañana y pasado no subiré nada a ninguno de mis blogs por motivos obvios: celebrar la Nochebuena y la Navidad.
ISLA DE LOBOS, 1835
Era una noche de enero del año 1835.
Odiaba
estar presente en aquellas reuniones familiares, pero tenía que asistir. La
doncella ayudó a Paloma a enfundarse en su vestido de color negro.
Le asaltó
el recuerdo de su prima Lorena y en lo unidas que habían estado. A pesar de lo
diferentes que eran, Paloma y Lorena habían sido uña y carne desde que eran
pequeñas. Paloma tenía vocación de solterona. Era hija única y cuidaba de sus
padres. Le gustaba mucho leer libros. En cambio, Lorena era la que tenía la
libreta de baile llena en las fiestas. Era la mujer más hermosa de toda el
archipiélago canario y muchos habían sido los hombres que la habían cortejado.
Por supuesto, Lorena no tardó en casarse con uno de los mejores partidos de la
isla.
Se cumplía
el primer aniversario de la muerte de Lorena, que había muerto desangrada tras
sufrir un aborto. Parecía que había sido ayer cuando le dieron la noticia a
Paloma. Todos los amigos de Lorena estarían presentes en la Iglesia durante la Misa de Aniversario. Después,
se celebraría una reunión en su casa, ya que Lorena era huérfana.
Se miró en
el espejo de su habitación. Paloma contuvo las lágrimas que amenazaban con
salir de sus ojos. Llevaba su cabello castaño recogido en un moño holgado. Sus
padres la estaban esperando al pie de la escalera cuando salió de su
habitación. El carruaje estaba dispuesto fuera del jardín. Paloma suspiró
mientras descendía por la escalera.
Dos horas
después, Raúl estaba sentado en el salón de la casa de los tíos de su difunta
esposa. Los criados servían tazas de café a los asistentes a aquella reunión
que le parecía macabra. Estaban hablando de lo triste que era la muerte de
Lorena. Él decidió mantenerse al margen de aquellas conversaciones y recordar
cómo había sido su matrimonio.
Se había
casado con Lorena por algún motivo que no había llegado a entender. La había
cortejado con más ardor que sus otros pretendientes. Pero, al final, su esposa
no resultó ser como él pensaba. La había deseado nada más conocerla. Había
decidido hacerla suya. Cuando lo consiguió, se dio cuenta de que no era eso lo
que quería. Y, para ser sinceros, Lorena tampoco lo había amado locamente.
Tenía una taza de café en la mano. Intentaba no ser visto por ninguno de los
asistentes. Y deseó no haber acudido a la Misa de Aniversario por la muerte de su esposa.
¿Había
amado a Lorena? Era una pregunta que se había hecho desde que murió. Recordaba
su cabello de color negro como el azabache. Sus ojos verdes como las
esmeraldas…Llena de vida…Pero la vida conyugal entre ambos había sido un
completo desastre.
Recordaba
que la conoció en un baile que se celebró en casa de sus tíos. La recordaba
como una joven alta. Habían pasado dos años desde aquel día. Aún podía recordar
su cabello negro recogido a la moda. Y, luego, vino el día de su boda. Lorena
parecía un ángel, toda vestida de blanco. Con su ramo de azahar en la mano…Su
velo de tul ilusión…Sólo para llegar a la noche de bodas.
Lorena era
virgen cuando Raúl la hizo suya aquella noche.
Creyó que había sido culpa suya.
Lorena no tenía madre. Su tía no le había explicado muy bien en qué consistía
la noche de bodas. Había llegado al tálamo nupcial con otras ideas en la
cabeza.
Raúl no podía esperar a verla
desnuda. Pero Lorena insistió en ponerse aquel camisón de dormir. Tenía una abertura
en la zona del bajo vientre. Cuando lo vio, Raúl pensó que se trataba de una
broma. Pero siguió adelante sólo por complacer a su recién estrenada esposa.
Pero ella se portó de un modo muy
frío. No reaccionó cuando él empezó a acariciarla. No sintió nada cuando los
dedos de Raúl la tocaron. Se puso rígida cuando él la abrazó. Las caricias de
los labios de su marido sobre su piel no despertaron su excitación. No le
devolvió cada uno de los besos que él le dio. Fue un acto muy frío. Casi
mecánico…Cuando todo acabó, ella le echó de la cama de malos modos.
-¡Eres un salvaje!-le gritó-¡Me has hecho daño!
Después de
eso, su matrimonio empezó a ir cuesta abajo.
Lorena quedó embarazada en su noche de bodas. Tanto ella como su marido lo agradecieron.
De aquel modo, se ahorraban el seguir teniendo que compartir cama.
Raúl no tenía mucha experiencia con las mujeres. Y la noche de bodas había supuesto un trauma tanto para él como para Lorena.
El embarazo de la joven fue bien hasta que cumplió el tercer mes de gestación.
La joven no se dio cuenta de que estaba sangrando cuando salió un día a dar un paseo. Un pescador la encontró tirada en la Playa de La Concha al anochecer.
El vestido de Lorena estaba empapado en sangre. Para entonces, Raúl había salido a buscarla, alertado por su tardanza.
Paloma salió a buscar a Lorena con él. La joven luchaba por ser fuerte.
-Estará bien-le decía más así misma que a él-Sabe cuidar muy bien de sí misma. No es como yo.
Entonces, les salió al paso aquel pescador. Llevaba entre sus brazos a Lorena, quien estaba mortalmente pálida y no dejaba de sangrar. El médico que vino desde Fuerteventura no pudo hacer nada por salvarle la vida.
Iba a irse
de la casa que habían compartido durante los meses que estuvieron casados.
Llevaba en el bolsillo interior de su chaqueta la llave de aquella casa.
Abandonaría Lobos y no regresaría nunca más.
Entonces,
su mirada se cruzó con la mirada de Paloma. Una tímida sonrisa apareció en su
rostro. Era la prima de Lorena.
Paloma
permanecía al margen de lo que estaba pasando en el salón de su casa. Llevaba
puesto un vestido de color negro que le daba un aire trágico. Al igual que
Raúl, permanecía casi arrinconada en el salón. La había visto en la Iglesia y creía que había
llorado por Lorena. Más que primas, Lorena y Paloma habían sido casi como
hermanas. Era una chica muy bonita, a su modo. Llevaba su cabello castaño
recogido en un moño muy sencillo. Habían
hablado muchas veces durante su matrimonio con Lorena. Era una chica que odiaba
las fiestas y que prefería permanecer en su habitación leyendo un libro que
bailando el vals. Tuvo que reconocer que se parecía a él en aquel aspecto.
Odiaba asistir a las fiestas, pero Lorena le arrastraba.
Había sido
un buen marido, pensó. Había querido a su mujer. La había complacido en todo. A
su lado, Lorena no había sido una desgraciada.
Pero
recordaba el día de su muerte. Raúl lloró amargamente con la cabeza apoyada en
el hombro de Lorena.
Su esposa
estaba muerta. Y él era el único culpable de aquella tragedia. Tenía que
convivir con aquella certeza. Lorena había muerto sólo porque él la había
dejado embarazada. ¿De verdad que era suya la culpa? A veces, culpaba de lo
ocurrido a Lorena.
En aquel
momento, Raúl decidió acercarse a ella.
-Buenas tardes, Paloma-la saludó-Te he visto en la Iglesia. Me he acercado para
ver cómo estás.
Le cogió la
mano y se la besó. Paloma le miró con los ojos muy abiertos.
-Estoy mal-confesó la muchacha-Lorena era mi prima. Pero era
mucho más que eso. La echo mucho de menos.
-Lo entiendo-admitió Raúl-Es un sentimiento muy difícil de
definir. Te falta algo. Te falta el aire. Tienes la sensación de que no puedes
respirar sin aire. Pero piensas que has de seguir adelante. Cuesta trabajo,
Paloma. Pero créeme cuando te digo que se consigue. No sé qué puedo decirte.
Estoy un poco aturdido.
Paloma
apartó la vista de Raúl y pensó que tenía razón.
-Odio acudir a veladas como ésta-añadió el joven-Tengo la
sensación de que la gente se reúne por cualquier estupidez. Incluso, celebran
la muerte de una joven.
Apoyó la
espalda y la cabeza contra la pared. Aún podía sentir sobre sus labios los
fríos labios de Lorena cuando le dio el último beso. Siempre la había besado de
manera casta fuera de la habitación. Pero también la besaba de manera casta en
la cama en su noche de bodas. Así era como lo quería ella. Y él no quería defraudarla. Tenía la
sensación de que le había fallado de todas las maneras posibles.
Lorena
estaba muerta, pensó. Y tenía que empezar a olvidar.
lunes, 22 de diciembre de 2014
LA LLAVE (ARGUMENTO)
Hola a todos.
Aprovechando que está cada vez más cerca la Navidad, (le quedan nada, unos días), he decidido subir a este blog el relato con el que participé en la Antología de Relatos que organizó el blog "Kiss a book" bajo el título genérico de La Llave.
El relato viene en versión más extendida y le he hecho algunos cambios.
Transcurre en la isla de Lobos, en Canarias. Entre la joven Paloma y Raúl, el marido de su difunta prima Lorena, siempre ha existido una gran afinidad. Y esa afinidad no tardará en demostrarse.
A partir de mañana, subiré los cuatro fragmentos de los que consta esta historia.
Deseo de corazón que os guste.
Aprovechando que está cada vez más cerca la Navidad, (le quedan nada, unos días), he decidido subir a este blog el relato con el que participé en la Antología de Relatos que organizó el blog "Kiss a book" bajo el título genérico de La Llave.
El relato viene en versión más extendida y le he hecho algunos cambios.
Transcurre en la isla de Lobos, en Canarias. Entre la joven Paloma y Raúl, el marido de su difunta prima Lorena, siempre ha existido una gran afinidad. Y esa afinidad no tardará en demostrarse.
A partir de mañana, subiré los cuatro fragmentos de los que consta esta historia.
Deseo de corazón que os guste.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)