viernes, 3 de octubre de 2014

EL MISTERIOSO MÓVIL DE CHAPLIN

Hola a todos.
En realidad, la historia que hoy me gustaría hablaros afecta de manera indirecta a uno de los grandes genios de la Historia del Cine, Charles Chaplin. Con sus luces y con sus sombras, con sus defectos y con sus virtudes.
Ninguna de sus películas ha pasado desapercibida para nosotros y esta año se cumple un siglo desde que apareció por primera vez en un corto interpretando al entrañable y gamberro Charlot.
Una leyenda urbana corre acerca de una de sus películas.
Corre el año 1928. Charles Chaplin protagoniza El circo. 
Con su habitual mezcla de comedia disparatada y gamberra y drama humano, el vagabundo Charlot consigue trabajo en un circo. Y nos muestra la dura realidad de la gente que trabaja allí. Tras las risas de los espectadores que acuden a ver sus funciones, la vida detrás de la pista es distinta.
El caso que nos ocupa tiene que ver con una mujer que aparece hablando con un extraño aparato que lleva en el oído.
Este caso saltó a la fama cuando se restauró la película y se vio a la mujer que aparece en pantalla que parecía estar hablando por un teléfono móvil. ¿Un teléfono móvil?
En seguida, hubo gente que afirmó que sí, que era un teléfono móvil y que la mujer era una viajera del tiempo, tipo Claire, de Forastera. La mujer venía del siglo XXI, según la disparatada teoría y debía de estar informando a alguien de que se encontraba de casualidad en el año 1928.
Después de habernos reído a gusto con semejante teoría, lo cierto es que se ha descubierto que no existe ninguna viajera del tiempo ni ningún móvil de los locos años veinte.
La mujer debía de sufrir un problema auditivo y estaba usando un aparato que la compañía Siemens lanzó al mercado cuatro años antes para mejorar la audición de las personas que sufrían problemas en el oído.
Fuera lo que fuera, lo cierto es que la foto ha dado mucho de qué hablar.

1 comentario:

  1. Jajaja, qué anécdota tan graciosa, gracias por compartirla :-). Hombre, no puedo negar que la idea de una viajera del tiempo usando un móvil en los años veinte tiene su encanto, pero..., jajaja.

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