Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir en este blog con vosotros una escena eliminada de mi novela
El final de los buenos tiempos.
Deseo de corazón que os guste.
DEL DIARIO DE LORD WILLIAM DUNNING,
DUQUE DE STANYON
DURANTE LA
DÉCADA DE 1920
Tiene el cabello de color castaño oscuro. Es un cabello larguísimo (le
llega hasta los muslos) y el efecto de sus caderas contoneándose al andar (estoy
seguro de que lo hace aposta) con su cabello castaño flotando al viento
resultaría devastador para cualquiera. Para mí.
Me
fijé en que esta tarde llevaba puesto un vestido bastante escotado, dejando
entrever un par de voluptuosos pechos. ¡Y yo he tocado esos pechos! Me saluda
con descaro. Es una coqueta.
Quiere
ser actriz. Su sueño es triunfar en Hollywood. Aquella ciudad construida en las
colinas de Los Ángeles se ha convertido en su objetivo. Dice que se ha puesto
un nombre artístico, Belinda. Me gusta ese nombre. Se lo digo. Ella me sonríe
con picardía. Me cuenta que había barajado otros nombres artísticos. Se ha
presentado a numerosas pruebas. Aún no ha tenido éxito.
Al
sentarse en el banco, se levantó la falda y pude observar unos muslos blancos.
Los ojos de Josie son de color ámbar brillante, me recuerdan a los ojos de una
gata. Coronan sus ojos unas pestañas de color castaño, largas y doradas. Se
parece a Pola Negri.
-Me muero de ganas de que me lleves esta noche
al club-me dijo Josie-Yo quiero que todo el mundo me vea contigo.
Y
lo que más deseo en el mundo es que todo el mundo me vea con Josie.
Durante
un buen rato, permanecimos en silencio, escuchando las campanadas del Big-Ben.
En los troncos de los árboles, los pájaros cantaban alegremente. Josie olfateó
el ramo de margaritas que le había regalado.
Me
fijé en su escultural figura. Está muy desarrollada. Quizás se desarrolló
pronto.
Me
llama la atención desde la primera vez que la vi. Me mira con sus dulces ojos.
La beso en las mejillas. Tiene la mirada miope. Siento que ella me conoce mejor
que nadie, mejor que yo mismo. Esta tarde, la mano me ardía del deseo que se
apoderó de mí de acariciar su pelo. Me gusta jugar con su pelo. Es esbelta.
Bien proporcionada. Tiene una salud de hierro. Me fijé en su tono de piel. Está
morena.
Dejamos
pasar el tiempo. Pasó despacio. Josie se recostó en el banco en el que
estábamos sentados. Pensé que iba a quedarse dormida. Se quedó más bien
adormilada. El ramo de flores yacía entre sus muslos. Me levanté, fui al
surtidor y bebí agua, más por hacer algo que por sed. Las campanas del Big-Ben volvieron a sonar. Los pájaros hacía
rato que habían dejado de trinar y ya sólo se oía el zumbido del vuelo de
alguna mosca. Josie se espabiló, cogió su ramo de flores y volvió a olerlo.
-Quiero que nos casemos-ataqué.
-Sabes de sobra que no podemos casarnos-me
recordó Josie.
-¿Por qué no puedo casarme contigo?
-Soy una actriz y tú eres duque. Lo nuestro no
funcionaría.
-Estamos en pleno siglo XX. Y quiero pasar el
resto de mi vida a tu lado.
-La gente hablará de nosotros.
-¡Me importa muy poco lo que un montón de
imbéciles diga de mí! Yo te adoro, Josie.
-Será mejor que volvamos a casa. Te estarán
esperando.
Josie
se puso de pie.
-Acabaremos casándonos-afirmé-Tú y yo hemos
nacido para estar el uno junto al otro. Somos almas gemelas, Belinda. Seríamos
muy infelices al lado de otras personas. Por favor, piensa en lo que te he
dicho. Nos queremos. Merecemos ser felices juntos. Merecemos darle a nuestro
amor una oportunidad.
No pienso en mis padres. Ellos no
quieren que me case con Josie. Hablan de buscarme una esposa. Una mujer a la
que nunca amaré.
Soy
el duque de Stanyon.
Soy
libre de elegir.
Puedo
hacer las cosas a mi antojo, si me apetece.
Ya
he tomado una decisión. Elijo casarme con Josie. De haber vivido su hijo, sería
mi heredero. Aquel niño no llevaba mi sangre. Pero, durante meses, cuando aún
estaba en el vientre de Josie, lo quise como si fuera mi hijo. Porque era el
hijo de Josie. El quién lo engendró nunca me importó.
Es
con Josie con quien me voy a casar. Ella no se lo cree.
Pero
no tardará en creérselo. Nos casaremos en la catedral. Asistirán cientos de
personas a la boda. Luego, viajaremos por toda Europa durante nuestro viaje de
novios. Será una boda por todo lo alto.
Josie
será la perfecta duquesa de Stanyon. Acabará cediendo.
No
puede negar que está enamorada de mí. Que los dos nos pertenecemos mutuamente.
No sabría vivir sin Josie. Y quiero pensar que este amor que siento tan grande
por ella es correspondido.
Josie
no puede viajar a Hollywood. ¡No puede dejarme aquí!
¡Nos
vamos a casar! ¡Ella será mi duquesa! ¡Ojala pueda hacérselo entender!