Hoy, os traigo una nueva escena eliminada de mi novela El final de los buenos tiempos.
En esta ocasión, vemos a lord William y a lady Anne cenando.
¡Vamos a ver lo que pasa!
Durante el almuerzo, comieron de postre melocotones en almíbar.
Estaban
muy frescos. Habían permanecido mucho tiempo en la nevera. La cocinera los
había comprado una semana antes. Pero los había abierto aquel día.
-¡Están muy fríos!-exclamó lord William,
apenas hubo probado los melocotones-Es como comer helado de melocotón. No lo
niego. Están muy ricos. Pero están helados. Nunca antes había probado unos
melocotones igual. Supongo que se debe a la nevera que tenemos. Es muy potente.
¿No te parece, querida?
-Es una buena nevera-contestó lady Anne, con
apatía-Todo lo que tenemos aquí es muy bueno. La nevera…El televisor…La
aspiradora…
-Tenemos una casa típica del siglo en el que
estamos. Antes, no había televisor. No había radio.
-Tenemos una casa con todas las comodidades
posibles.
-¿Le pides algo más a la casa?
-Le pido que sea más cálida...Esta casa es muy
fría…No se respira amor en ella…Supongo que se debe al hecho de que no tenemos
hijos. Los niños siempre animan una casa por fría que sea. Siempre están
corriendo… Saltando…Se ríen…Hacen travesuras…
-Me disculpo otra vez contigo, Annie. Siento
no poder darte un hijo porque sé que es tu deseo ser madre.
-Soy yo la que se disculpa contigo, William.
Tampoco puedo darte el heredero que tanto anhelas.
-¿Qué piensas al respecto, querida?
-Podrías divorciarte de mí por ser estéril y
buscarte a otra mujer que sea fértil.
-Tú también podrías divorciarte de mí por ser
estéril y buscarte a otro hombre que sea fértil. Los dos somos incapaces de
engendrar un hijo.
-No hago más que pensar en los niños que no
hemos podido tener. Se me rompe el corazón cuando pienso en ese tema. ¿Por qué
no podemos tener hijos, William?
-El médico afirma que se debe a tu útero está
mal formado. Yo tuve paperas de pequeño. Eso me dejó estéril de por vida. Puedo
mantener relaciones íntimas con cualquier mujer. Pero no puedo dejarlas
embarazadas. Jamás tuve hijos con Josie. Por eso, quise adoptar al hijo que
ella estaba esperando y que, por desgracia, nació muerto.
-No quiero seguir pensando en hijos ni en
nuestros problemas para tenerlos. Cambiemos de tema. Háblame de otra cosa.
-¿Quieres que hablemos de fútbol?
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