Hola a todos.
Hoy soy Roberta.
Roberta era el nombre que solía usar cuando escribía en mi diario. Era una chica de quince años. Vivía en el siglo XIX. Roberta era un poco como yo quería ser. Mi alter ego, por así decirlo. Hay mucho de mí en ella.
Durante años, escribí en mi diario para evadirme. Para no pensar en cómo era mi vida. Y, para ser sinceros, me alegro de haber tenido un diario. De no haber sido por la escritura, me habría vuelto loca. No quiero contar penas.
¡Al contrario! Hoy, quiero estar contenta. Roberta sale a la luz. Hay algo de ensoñación en su diario. De cómo me habría gustado a mí que hubiesen pasado ciertas cosas. Otras cosas son reales. Pero un tanto idealizadas...
Estamos en el año 1860. El lugar es la isla de Tabarca, un lugar que siempre ha llamado mi atención. Una isla preciosa situada frente a la costa de Santa Pola, en Alicante.
Os invito a que conozcáis a Roberta. Bueno, mejor dicho, a mi otra yo.
Muy pronto, si puedo, sabréis un poquito más de mí.
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